En julio de este año le llegó el momento de tomar decisiones al joven delantero de Alajuelense Jurguens Montenegro, ya que en la Liga la cola para jugar era más larga que la que se tiene que hacer para ser atendido en un Ebáis.

El muchacho, de 18 años, quería algo más que pellizcar uno que otro minuto y se tiró al agua.

Una conversación con el gerente deportivo erizo, Agustín Lleida, le permitió a Jurgens ver otras opciones y le dio la opción de ir a préstamo al Cartaginés, por lo que ni lerdo ni perezoso aceptó la oportunidad.

“Cuando me hablaron del préstamo me sentí feliz porque sabía que era la opción para sumar minutos, algo que yo necesitaba", indicó el joven.

La apuesta de Jurguens no le ha salido mal, porque suma siete mejengas con los brumosos, 431 minutos de acción y dos goles anotados, ante Saprissa y el Municipal Grecia.

Antes de dejar la Liga durante todo este semestre, Lleida mandó a Montenegro con un mensaje para la Vieja Metrópoli.

“Agustín y yo teníamos las cosas claras, pensábamos lo mismo de lo que yo necesitaba, así que cuando me fui me dijo que él apostaba por mí y que esperaba que en el futuro sea el nueve de la Liga, eso me motivó mucho”, indicó.

La motivación al muchacho le ha servido para no darse por menos en una delantera con fichas como el cubano Marcel Hernández y el mexicano Julio Cruz, quienes por un motivo u otro no han estado regularmente, lo que le ha abierto las puertas a Montenegro.

Reglas caras

A pesar que previo al partido entre brumosos y manudos se habló mucho sobre la famosa cláusula que impedía que el atacante jugara ante el club dueño de su ficha, Jurguens lo tomó con madurez.

Desde que llegó a Cartago sabía que no jugaría ante los rojinegros, aunque lamentó que el partido llegó luego de anotar en dos juegos consecutivos.

“Es un tema que le toca decidir a la junta directiva si aceptan dar el dinero para que yo juegue cuando volvamos a jugar con ellos. Uno quiere jugar siempre y es obvio que si no juegas puedes sentirte mal, pero eso está en cada uno, yo estaba tranquilo”.

Se ha ido adaptando poco a poco a Cartago, donde vive en un apartamento a tan solo 300 metros del estadio Fello Meza. Además reconoce que el frío de la Vieja Metrópoli no lo ha afectado tanto, solo cuando se ducha con agua fría, porque el agua sale como un tuco de hilo en comparación a su natal Puerto.

En el barrio Santa Eduviges de Fray Casiano de Puntarenas quedó su mamá, su padrastro, su abuela y sus cuatro hermanos, a quienes visita por lo menos una vez al mes. A ellos los dejó cuando tenía 16 años con el objetivo de cumplir el sueño de ser futbolista.

“Extrañó mucho a mi mamá, creo que es quien más me hace falta cuando se está lejos, especialmente la comida que me hacía como el repollo con huevo”, indicó.

Como en muchos casos, este joven anhela que a través del fútbol pueda comprarle una casa a su mamá, Leticia Vallejos, y un equipo de pesca a su padrastro, Víctor Bustamante.

“Mi vida ha sido dura, a mi encantaría ayudarle a mi padrastro que ha sido como mi padre, porque me crió desde pequeño. Él se dedica a la pesca en Caldera y tiene que alquilar el equipo, en lo que se le va mucho dinero y no le queda tanta ganancia, por lo que si el equipo fuera suyo, sería de mucha ayuda”, explicó Jurguens.

Mientras logra cumplir todos esos objetivos, Jurguens tiene los pies bien puestos en la tierra, pues sabe que todavía tiene mucho por ganar y demostrar, especialmente porque muchos le tienen mucha fe a su talento deportivo.