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Keylor Navas compró el carro que sale en "Hombre de fe"

La nave era de sus abuelos maternos y fue restaurada para la cinta

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Las personas que no han visto la película "Hombre de fe" no podrán entender la importancia que tiene un Toyota Tercel 4WD, modelo 1983 y de doble tracción, el cual aparece varias veces en la cinta que narra parte de la vida de Keylor Navas, portero de la Tricolor y del Real Madrid.

Para el guardameta y su familia, ese carrito es casi un miembro de la familia, aunque más de una vez dejó botado a don Juan Gamboa, abuelo de Navas, a doña Elizabeth Guzmán, abuelita del portero y a doña Sandra Gamboa, la mamá del futbolista, cuando iban a acompañar a Keylor a alguno de los partidos en Pedregoso de Pérez Zeledón, cuando hacía sus primeras armas bajo los tres palos.

A pesar de las salvadas que les pegó, la situación económica hizo que don Juan lo vendiera hace tiempo, pero el año pasado, luego de una búsqueda exhaustiva, dieron con el carro todo hecho leña en Platanillo de Pérez Zeledón, luego lo restauraron para poder usarlo en la cinta que se exhibe en nuestro país desde finales del año pasado.

Ese valor sentimental hizo que Keylor tomara la decisión de que el carro se quede en su familia y que sus abuelos lo conserven en barrio San Andrés, en San Isidro de El General.

"Él (Keylor) decidió que se lo quería dejar como un recuerdo familiar, por lo que había significado en sus vidas. El carro tiene Riteve y marchamo al día, se restauró y pronto se irá a Pérez Zeledón a la casa de los abuelos de Keylor", contó Jorge Obando, productor de la película y amigo del portero merengue.

Hay una toma en la cinta que llama mucho la atención y es cuando los abuelos, la mamá y la hermana de Keylor van con él para un partido, pero el carrito se queda varado y entonces todos se tienen que bajar a empujarlo, pero el personaje que interpreta al portero, para no llegar tarde a la mejenga, decide irse corriendo descalzo. Obando aseguró que la historia es real, a Navas le pasó lo mismo cuando era un niño.

El productor agregó que Navas no ha podido manejar el carro. Esto porque cuando vino a mediados del año pasado, el chuzo estaba siendo usado en la grabación de la película, y en el viaje que hizo en diciembre, para el estreno de la cinta, el auto estaba en exhibición en distintos lugares.

"Cuando (Keylor) venga lo va a usar, en Costa rica no tiene carro para él, alguien siempre le presta uno", explicó Obando.

En una entrevista con La Teja, en marzo del año pasado, el productor contó que la intención de usar el carro en la cinta era para demostrar que no es necesario tener un chuzo último modelo para salir adelante.

De hecho, el chuzo quedó tan bien con la restauración que lo andan por toda la Gran Área Metropolitana y Jorge será el encargado de llevarlo a Pérez Zeledón en unas semanas, cuando terminen algunos compromisos comerciales en San José.

Tener esa joyita de vuelta emocionó mucho a don Juan, el abuelo materno de Keylor, quien lo vio restaurado el 26 de diciembre, día del estreno de la película.

"Era una sorpresa para él, estaba superfeliz, más que ese carro los salvó muchas veces de hacer mandados largos, les salvaba la tanda, cabía mucha gente y fue algo que les facilitó mucho la vida", contó el productor.

Para encontrar el vehículo usaron una foto que tenían de Navas en ese carro cuando era un chiquillo y la salvada es que ahí se veía el número de placa, por lo que buscaron en la página del Registro Nacional y dieron con el nombre del último propietario.

Luego encontraron el número de teléfono de esa persona en las plataformas del ICE y tuvieron muy buena suerte porque él aún tenía el carro.

El propietario era Alberto Gamboa, un mecánico de motos de Platanillo de Pérez Zeledón y de 30 años, quien no sabía que el carro había sido del abuelo de Keylor.

“Todo fue muy rápido, lo llamamos un martes en la mañana y el mismo día, a las dos de la tarde, salí en grúa a recogerlo. El carro tenía dos años de estar botado, no tenía Riteve ni los marchamos”, detalló en marzo pasado David Garro, asistente de producción.

A Gamboa el carro le había llegado hace dos años porque un cliente no le pudo pagar el arreglo de una moto y se lo dio por los ¢300 mil que le debía. Curiosamente, ninguno de los dos lo usó por lo mal que estaba.

Aparentemente, al dueño anterior el carro le había llegado regalado, siempre lo tuvo varado porque le interesaba tener la moto en funcionamiento, hasta que se lo dio a Gamboa y luego aparecieron los productores de la peli para comprarlo y hacerlo famoso.

El mecánico había contado que ese Toyota solo rodó ocho kilómetros, desde donde lo tenía el exdueño hasta su casa, también dijo que apenas caminaba y sí quería repararlo, pero nunca tuvo tiempo.

Un vecino suyo se lo quería comprar a pagos, pero antes recibió la llamada del productor de la cinta pidiendo que se lo vendiera.

“La primera llamada la hago yo, le hablé que si me lo vendía y dijo que no, que lo tenía vendido ya. Me preguntó que si se lo pagaba a pagos y le dije que de contado y aceptó.

“Al rato me llamó y me dijo que no lo iba a vender, le dije que le mandaba la plata en efectivo, porque lo necesitaba para una película que se va a hacer de Keylor”, indicó Jorge.

No salió caro
El carrito volvió a rodar y estuvo listo para la película después de una inversión de ¢1.195.000.

Al final convencieron a Gamboa y por ¢500 mil el chuzo volvió a la familia Navas Gamboa, que ahora esperan disfrutarlo como en los viejos tiempos.

Karol Espinoza

Bachiller en periodismo y licenciada en Comunicación de Mercadeo. Periodista de Deportes con más de 14 años de experiencia. Integra La Teja desde setiembre del 2006.

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