Una historia de vida y de lucha, ideal para ponernos a reflexionar a los que nos quejamos con la llegada de los lunes, nos regaló La Teja este inicio de semana.
Es la historia de una paciente, a quien hace cuatro años le quedó en blanco su memoria. Ella tenía 58 años cuanto comenzó de cero, hoy tiene 62 años.
El motivo de su nueva vida es porque en el 2015 le quitaron un tumor que le había crecido en el cerebro. La delicada operación fue en el Hospital Calderón Guardia, y el pasado mes de marzo fue una de las pacientes a las que les colocaron un moderno implante en 3D para reemplazarles parte del cráneo.
El serio problema de memoria de esta luchadora mujer es totalmente comprensible, sin embargo, no se justifica este “padecimiento” en los jugadores de la Sub 23 y en su técnico Douglas Sequeira, más conocido como El Esqueleto.
A este grupo se le olvidó, en cuestión de días, lo que es el fútbol. Olvidaron la vergüenza deportiva, el coraje, y los principios básicos de esta disciplina.
Es imperdonable el ridículo que hizo este desmemoriado grupo el domingo en el estadio Alejandro Morera Soto cuando de milagro no quedaron eliminados del preolímpico de cara a Tokyo 2020. Después de haber ganado en Guatemala 3-0, cayeron aquí 2-0, pidiendo tiempo y los chapines con un jugador menos.
Si había alguna ilusión de volver a unos Juegos Olímpicos (la última vez fue Atenas 2004) mejor resignémonos. Rodolfo Villalobos deberá también pasarle la factura a Gustavo Matosas, quien tiene vela en el entierro.