A la fuerza de los golpes la Juventus aprendió una muy dura lección en un torneo como la Champions League, los partidos se ganan y no solo se merecen, aunque los análisis, los comentarios y la prensa digan con cierta razón que el Tottenham Hotspur mereció más, eso no le alcanzó para estar en el sorteo de los cuartos de final.
En ediciones pasadas, la Juve debió conformarse con ese "merecer más" con el casi, casi, solo con el premio moral del "jugaron bien", pero que a la larga de poco sirve. En un torneo como la Champions cuenta primero el avanzar antes que las formas.
Antes del partido, el cuadro turinés parecía tenerlo todo en contra, porque el empate 2-2, en el partido de ida, en el Allianza Stadium, fue un pésimo resultado que daba al cuadro inglés un buen empujón para meterse a la próxima ronda.
Para clasificar, la Juventus debía hacer algo nuncavisto en la ciudad de Londres, ganar, era una especie de ciudad maldita en la que en ocho intentos no había sacado más que tres empates.
Súmele para meter más leña al fuego que los "Spurs" esta temporada, en el estadio de Wembley, sumaban solo una derrota en 15 partidos en la Liga Premier Inglesa, con diez triunfos y cuatro empates, además que estaban invictos en Champions.
Siga machacando con el hecho que a los 39 minutos los locales abrieron el marcador este miércoles con el gol del coreano Heung-Min Son, que ponía la serie 3-2 a favor de unos ingleses que eran mucho mejores en el campo.
El gran pecado a la larga del equipo de Mauricio Pochetino fue la efectividad, no matar a un gigante europeo cuando lo tenía caído, porque a los grandes cuando les das agua pueden revivir y hacerte mucho daño.
Sorpresota.
Cuando pulseaban los Spurs con matar la serie, que hubiera obligado a la Juve a hacer tres goles, apareció el descuento de Gonzalo Higuaín, a los 64 minutos, lo que metió muchísima tensión al asunto y tres minutos después los bianconeri sorprendieron al darle la vuelta al marcador con un mano a mano que Paulo Dybala definió ante el meta fránces Hugo Lloris.
En los últimos 25 minutos ambos equipos y aficiones los jugaron con el corazón en la mano, con los ingleses totalmente tirados al frente por empatar el partido y al menos forzar los tiempos extras y con un par de balones al tubo y una que sacaron que los italianos sacaron de la línea se quedaron en el casi, casi.
En la Champions no siempre alcanza con hacer las cosas mejor, sino tener esa jerarquía y ADN que no se compra en las esquinas, del que la Juve sacó oro cuando por fútbol no le daban las cuentas.