Deportes

La Pantera es experta en batir barro y atraer miradas

Chuzo de Moravia está listo para sus nuevas aventuras

EscucharEscuchar

Dagoberto Molina es un fiebre de los 4x4 que se armó un chuzo tan lindo para ir a batir al barro que ya hasta está medio arrepentido de ensuciarlo hasta el alma cada vez que lo pone en acción.

Para este moraviano, quien es ejecutivo de ventas, la pasión por este tipo de naves es algo que viene de familia y desde hace mucho tiempo.

Él está orgulloso de su Dodge Raider modelo 1989, al cual bautizó la Pantera.

Armar esta nave no fue comida de trompudo, ya que requirió bastante tiempo y buena chochosca, tema en el que no le gusta detenerse a pensar mucho para no hacer mente en cuánto ha invertido.

–¿Cómo le llegó a este chuzo?

Yo tengo ese carrito desde hace unos cuatro años. Lo compré porque tengo otro 4x4 y a mí me gusta la fiebre del barro, pero me dio lástima dañar ese otro carro y decidí comprar este Raider el cual estaba varado, así que lo compré a un precio accesible y lo empecé a reconstruir.

Duré unos tres años en la reconstrucción, fui despacio porque no me precisaba y hasta ahora estoy finalizando las modificaciones.

–¿Qué le ha metido?

Se le cambió el motor, tiene uno 3000 V6 con computadora programable, tiene caja de cambios de relaciones, llantas, un body lift y eso es porque se levantó el carro cuatro pulgadas y media (11,4 centímetros), se le cambió la suspensión y se le metió suspensión trasera.

Con todo esto podemos decir que el carro ya está listo para los balazos, por dentro el carrito también está muy bien con relojes diferentes, botón de arranque, con butacas nuevas. Hice un carro para el barro y ya me está dando lástima meterlo al barro, porque está muy bien arregladito.

–¿Le falta mucho para tenerlo listo?

Esta carro ya ha andado en el barro, ya lo saqué, pero uno quiere meterle un poquito más, irlo mejorando siempre y hay que probar todo lo que se le acaba de hacer.

–¿Con qué expectativas creó el carro?

Es un carro familiar cien por ciento porque tanto mi esposa como mi hija, de 15 años, son fiebres del barro, andamos ahí con botas de hule metidos, es un carro para entretenimiento familiar.

–¿Y su hija desde ya anda traveseando la nave?

Ya está aprendiendo a manejar en el otro carro y su objetivo es andar este otro, la mamá ya lo anda para arriba y para abajo. A ellas les encanta el carro, así que si no me pongo vivo me lo quitan, se sienten afianzadas, como el carro es tan grande se sienten seguras.

–¿Qué le dicen los amigos y la gente del chuzo?

Los colores y el estilo del carro llaman mucho la atención en la calle, la gente hasta me para para ver el carro, me piden que me orille para verlo, es bonito que a la gente le guste tanto, porque es muy diferente a todos los demás.

–¿Cómo es la historia con el nombre del carro?

Desde un principio lo llamé Pantera, pero el mecánico que le cambió el motor encontró en mi casa un espray rosado fosforescente que teníamos para ir a marcar el camino en un tour que íbamos a hacer dentro de la montaña y muy delicadamente le pintó la tapa del carro con ese espray y luego mandó una foto a un chat de amigos para vacilar.

Como le habíamos puesto la Pantera, ahí le empezaron a decir la Pantera Rosa para molestar. Ahora la tapa es verde y combina muy bien con el negro.

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.