La piña colada es una bebida bastante refrescante que a muchos antoja, y tal como sucede con el famoso cocktail, pasa igual con esta moto Suzuki V-Strom 800 cuando la conocen y tienen el chance de darle una vuelta.
La moto es propiedad de la compañía, pero tiene la particularidad que a diferencia de cualquiera que venden, se hizo como una compañera más de trabajo, la decoraron de una forma bastante curiosa, como a ninguna otra, y hasta se volvió la chineada del gerente Juan Carlos Porras.
Cuando el chuzo llegó a la agencia, fue como cualquier otra moto, pero a don Juan Carlos se le ocurrió pintarla con tonos amarillos, meterle una decoración bastante particular y cuando la probó, ahora no se apea de ella, por lo que desarrollaron un vínculo muy singular.
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Tanto fue el caso que el gerente hasta le estampó su nombre y el número con el que corre en motos para marcar la cancha de quién fue la idea y de quién es la chineada.
Renger Infante, líder de mercadeo de la marca, nos habló del chuzo y de que más allá de cualquier aspecto comercial, la moto ya se hizo famosa en la calle.
“Se volvió tan querida en la compañía, que el jefe hasta decidió decorarla, porque, originalmente, no es así; eso fue algo que decidió él y por la manera como se hizo se le llama de cariño la piña colada.
“Se hizo tanto la cosa que en el gremio del motociclismo nacional, de alta cilindrada, la moto ya se hizo famosa y todo mundo sabe qué es la piña colada, y de dónde salió. Una moto que comenzó como moto de pruebas y evolucionó a uno moto casi que de culto, porque la gente ya hasta la reconoce”, comentó.
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La cosa no quedó ahí, porque al ver el pegue que generó la moto por su propia cuenta, hasta la metieron a correr en el campeonato nacional de rally off road, por lo que tuvo otra evolución más allá de lo que muchos esperaban.
“Ya se usó para la primera fecha con un amigo de la compañía, entonces también ya se está haciendo famosa en ese gremio, y demuestra que tiene varias facetas”, dijo Infante.
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La pintura en tonos amarillos con negro, la decoración con una rueda de carreta y que está full extras es otro detalle que hace que no se pierda; más de uno hasta se le queda viendo en semáforos, cruces o cuando anda en la calle “breteando” como modelo.
Infante hasta bromea que la moto se la juega como vendedora, pues al sentirla más de uno se va de jupa para buscar una igual.
“En la compañía los mismos compañeros se la quieren llevar para pasear o dar una vuelta, pero quieren esta, a la piña colada, como se volvió la chineada”
La cosa llegó a un punto que si alguien quisiera comprar a la Piña Colada, pues se podría hablar, pero primero habría que entenderse con Porras a ver si suelta a su favorita.