A Lionel Scaloni le golpeó demasiado fuerte colgar los botines. Es junio de 2015 y el cuadro podía retratarse más o menos así: tirado en el sofá, aburrido, sin ganas de nada. Depresión fue el diagnóstico médico.
”Tema muy jodido, muy serio. Cuando decidí dejar el fútbol, pensé que tenía todo resuelto y no era así. Mañana tras mañana y no sabés qué hacer. Ves televisión, llevas a los nenes a la escuela y ya. Es un vacío que no sabes como llenar. Mientras, tus amigos se van a trabajar... Uno, dos días lo aguantás, pero más no”, contó años después.
Fue su pareja Elisa Montero, hoy convertida en su mujer, quien le habló claro. “No soportaré verte todo el día en el sillón. ¿Por qué no eres entrenador?”.
Scaloni tomó el consejo. Estudió, estudió y sacó el título, pero le faltaba la práctica. Rafael León, director deportivo de Son Caliu, un equipo destinado solo a la formación de jugadores, complementa la historia. “Él vivía en Mallorca y llega un día diciendo que necesitaba horas de entrenamiento para completar el curso. Yo lo conocía, porque tenía a sus hijos en nuestro campus. Se acercó con confianza y mucha humildad. Tenía ganas de aportar lo que sabía en cuanto a fútbol, pero también en materia organizativa. Le dije que no había problemas, pero que ya tenía un técnico, que era Gabriel Nieto, y que él debía ser el segundo. No puso problemas y comenzó a trabajar”.
”Llegó en diciembre de 2015 a ofrecer su conocimiento a los directivos. Quería echar una mano en el club del barrio. Me ofrecieron la oportunidad de trabajar con él y no dudé”, dice a “El Mercurio” el aludido Nieto.
Y detalla: “Fueron seis o siete meses fenomenales. Los niños aprendieron un montón. Siempre digo que para mí fue un masterclass , porque transmitió su sabiduría. Imagínese, un futbolista que se había retirado recién y que había jugado en Inglaterra, en España... Él lo pasó bien también, se llenó de la alegría que transmiten los niños”.
Niels Molina fue uno de los alumnos de Scaloni. Así relata su experiencia: “Nos enseñó mucho tácticamente; hacíamos ejercicios que nunca habíamos visto. Nos inculcó mucho su intensidad, sus ganas, porque era así como jugador. Los entrenamientos eran muy dinámicos. Hacíamos partidos de 11 contra 11 para ver los fallos y nos enseñaba para no cometer los mismos errores. Era participativo, también: corría con nosotros antes de la práctica, en los rondos también estaba. En el campeonato terminamos terceros y ascendimos”.
-Señor León, ¿cuánto le pagaron a Scaloni por esos seis meses de trabajo?
”Nada. Trabajó gratis, por supuesto. Eso demostró su generosidad”.
Días después, y finalizada su etapa en Son Caliu, se mudó a Sevilla para intregrar el cuerpo técnico de Jorge Sampaoli. “En el equipo no podíamos creerlo. El mismo técnico que había estado con nosotros, ahora se iba a uno de los clubes importantes de España. Increíble”, acota Molina.
Más increíble es lo que ocurrió después: de la mano del casildense llegó a la selección argentina como analista de videos para las clasificatorias y el Mundial de Rusia. El mito cuenta que Scaloni impidió una pelea entre Sampaoli y Sebastián Beccacece en plena Copa del Mundo.
Verdad o no, tras el fracaso 2018 el santafesino pidió seguir en la albiceleste al mando de la Sub 20. Ganó el torneo de L’Alcudia y la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) lo designó como entrenador interino del combinado absoluto.
Cuatro victorias (Guatemala, Irak y dos sobre México), un empate (Colombia) y una derrota (Brasil), más la aparición de nuevos valores (hizo debutar a 16 futbolistas) lo catapultaron al primer plano. El contrato era hasta la Copa América 2019. El tercer lugar estiró el acuerdo y el título continental de 2021, victoria sobre el “Scratch” incluida, lo elevó a alturas impensadas.
”Rompió los patrones normales”, sitúa Ricardo Dabrowski. Y profundiza. “En los últimos 50 años de la selección argentina, se elegía a un técnico que tuviera un exitoso pasado en clubes, y que manejara un estilo claro de juego. Me remito a lo que pasó con César Menotti, Carlos Bilardo, Alfio Basile, Marcelo Bielsa... La selección siempre fue dirigida por entrenadores que tenían procesos de años y con logros. Scaloni rompió la norma; fue una circunstancia muy especial. Se dio porque estaba en el círculo de la AFA y tenía un pasado reciente como jugador y seleccionado. Conocía el andamiaje. Eso generó una tranquilidad; además, logró una buena relación con varios de los jugadores, mucho conocimiento y complicidad con Lionel Messi y eso fue clave para sostenerse en los primeros partidos. Al darse los resultados, los dirigentes no saben qué hacer y optan por lo más fácil, que es dejarlo. Hoy sí, se le reconocen los méritos”.
-Quizás dos aparecen como fundamentales: recuperar al mejor Messi y renovar la selección.
”El gran mérito fue darle una idea, mucha tranquilidad a Messi. Fue fundamental. Y claro, se la jugó por futbolistas que no estaban en el radar común de la gente, pero que por vivir en Europa, y haber jugado allá, los conocía pese a no tener un gran nombre. Me da la impresión que lo hizo sin estar atado al tema empresarial que tan de moda está en el fútbol. Tuvo esa libertad. ‘Me la juego por esta idea’, pensó y lo hizo. Nadie le impuso determinados jugadores; y en Argentina se hablaba mucho de eso en procesos anteriores... Es como todo, si tienes resultados te afirmas; cuando el equipo gana está todo bien. Y lo demás pasa a segundo plano. Se gana, listo. Lo demás, la forma, el cómo y el por qué no tiene ningún tipo de análisis”.
Scaloni completó 56 partidos en su carrera de técnico, todos en la selección argentina: 37 victorias, 14 empates, 5 derrotas, con un brutal 74% de rendimiento.
”Es increíble que hace seis años estaba dirigiendo en una zona de tres mil habitantes y el domingo pueda ser campeón del mundo”, sitúa León. “Es consecuencia del trabajo, de las cosas bien hechas. No está por casualidad, Ojalá le gane a Francia”, espera Nieto.
”Cuando empecé en Son Caliu encontré lo que yo quería”, confesó Scaloni. De estar tirado en un sillón a la final del Mundial. Un viaje tan increíble como emocionante.