Milagro de Resurrección evitó tragedia en partido de fútbol

Como buen fiebre del fútbol, si hay algo que disfruto muchísimo es pasar por una cancha de cualquier pueblo en la que se esté disputando uno de esos aguerridos partidos de fútbol y acomodarme donde se pueda, en un poyo, debajo de un árbol, cerca del vendedor de copos, y tirarme el mejengón.

Las ocurrencias que los vecinos les gritan a los jugadores en muchos casos son de premio. Y así como hay verdaderos futbolistas arranca troncos, nunca falta el tocador, el habilidoso, y por supuesto el hablador. Alrededor de los que sudan en la cancha hay todo tipo de fanáticos, las muchachas bonitas del pueblo, el montón de chiquitos, los mayores recordando que en el tiempo de ellos sí se jugaba futbol de verdad.

Por todas estas vivencias es que a lo sucedido este domingo en San Pablo de Heredia en el juego de cuartos de final de Linafa, entre el equipo local contra Barriada FC de Puntarenas, tiene que ser tomado muy en serio por las autoridades del fútbol aficionado y las judiciales.

Que unos salvajes saquen una pistola y empiecen una balacera por no estar de acuerdo con la decisión de un árbitro es un acto criminal. Los balazos pudieron crear una reacción en cadena que si no terminó en una verdadera tragedia fue por la intervención de La Negrita los Ángeles.

En medio del temor la gente corrió despavorida y en esas reacciones descontroladas perfectamente pudieron morir niños, mujeres, adultos.

Esto no fue una falta leve, Linafa y las autoridades judiciales tienen que imponer mano dura contra los cinco detenidos, contra los dueños de las armas y hasta con el equipo cuyos seguidores realizaron los disparos. Hoy perfectamente estaríamos llorando la muerte de inocentes por culpa de unos trastornados.