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Misionero cristiano inició el camino de un hondureño a las Grandes Ligas del béisbol

Mauricio Dubón es el primer catracho en jugar en la MBL estadounidense

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El ascenso del hondureño Mauricio Dubón a las Grandes Ligas del béisbol estadounidense ha sido inusual porque ningún jugador de la MLB ha nacido y crecido en ese país centroamericano, como pasa con él.

El domingo pasado, el prospecto de los Cerveceros de Milwaukee fue convocado y debutó con 24 años en la liga de béisbol más famosa del mundo.

“Tuvimos una demora por lluvia, así que pude revisar mi teléfono y ver las reacciones. Todo el país mirando. Fue especial todo el apoyo en mi patria. Fue realmente especial”, aseguró el paracortos sobre lo vivido ese día.

Pese a que ahora todo se ve fácil, el béisbol de ligas menores es un sistema marcado por desigualdades y Dubón lo ha experimentado de todas formas.

El desconocido que apenas podía comprar su propio uniforme, saltó al otro lado, fue forzado a caer un poco y se ha visto obligado a pelear por su ascenso.

A lo largo de ese viaje, ha visto de cerca lo que es la vida para jugadores con más fortuna y otros sin ninguna.

Llegó a Estados Unidos por un religioso

A diferencia de los prospectos internacionales, Dubón no fue descubierto por un cazatalentos.

Su camino hacia Estados Unidos inició gracias al miembro de una misión cristiana que estaba donando equipo de béisbol en Honduras.

Dubón tenía 15 años cuando conoció a Andy Ritchey, que se sintió impresionado por el brazo y la velocidad del joven.

Unos pocos días después de ese primer encuentro, el joven hondureño estaba listo para iniciar una nueva vida con la familia Ritchey en Sacramento, California.

Ese fue el primer golpe de suerte para Dubón, pero también representó el mayor reto. De repente estaba en tierra extranjera, lejos de todo lo que conocía.

Aunque sabía un poco de inglés, el idioma era un problema, pero extrañar a su familia fue lo que lo hizo llorar cada noche.

Dubón se dijo que todo valdría la pena si eso significaba una oportunidad de tener una carrera en el béisbol.

Los Medias Rojas hicieron ese sueño realidad, cuando lo seleccionaron en la ronda veintiséis de la lotería del 2013.

Cumplió 19 años ese verano y, tras firmar su contrato, jugó la campaña con el equipo de novatos en la Liga del Golfo.

Más sacrificios

La transición al béisbol profesional no fue tan dura como para algunos compañeros. El equipo hospedaba a sus jugadores en un hotel y Dubón vio a muchos sufrir.

Las finanzas también fueron duras para el hondureño.

Boston le daba a Dubón el hospedaje y la alimentación, pero él estaba por su cuenta por todo lo demás.

Los jugadores en las menores son responsables por su equipo, por lo que comprar guantes y bates puede ser difícil para muchachos que ganan a veces $3.300 (casi ¢2 millones) por año.

Algunos jugadores son lo suficientemente afortunados para recibir plata por patrocinios. Otros pueden recibir ayuda de sus agentes. Dubón no tuvo ninguna de esas cosas.

Su hermano mayor le compró siete bates de madera, pero al inicio Dubón dudó en usarlos contra lanzadores que tiraban duro por temor a romper uno.

El primer año tuvo un promedio de bateo de .245, con seis errores en 20 juegos. El año siguiente fue mucho mejor, bateando .320 en una temporada acortada que lo envió a la campaña del 2015 con esperanzas de jugar regularmente con el Greenville de Clase A.

Esa primavera, Dubón conoció a quienes son ahora dos de sus mejores amigos. El primero fue Rafael Devers, el dominicano que acababa de firmar por $1,5 millones (¢882 millones) con los Medias Rojas.

El otro fue el cubano Yoán Moncada, que recibió $31,5 millones (¢18.522 millones) del mismo equipo de Boston.

Dubón fue importante en el desarrollo de ambos, que ahora brillan en las mayores.

Esto porque el hondureño ya era completamente bilingüe y estaba familiarizado con la vida en Estados Unidos. Para Devers, Moncada y otros hispanos, él fue el traductor. Eso ayudó en los vestuarios y especialmente fuera.

Dubón, Devers, Moncada y otros tres alquilaron un apartamento juntos y, pese a la diferencia de salarios, Dubón insistió en pagar una parte igual.

Ocasionalmente, y siempre a escondidas, Devers o Moncada pagaban la cuenta en un restaurante y otro gasto, un gesto que ayudaba a los demás a sobrevivir.

Dubón ha estado en la nómina de 40 jugadores de los Cerveceros en las últimas dos temporadas, lo que le significó un aumento a $44.500 por año (¢26,1 millones), el mínimo de las Grandes Ligas.

El parador en corto no ha olvidado sus raíces en Honduras. Es una celebridad cuando regresa y piensa que su ascenso está ayudando a hacer crecer el béisbol en su país.

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