Deportes

Mohammed Dawood es el iraquí que ilusiona al fútbol árabe

Después del Mundial sub-17 le subieron el salario a $10 mil mensuales y promete ser la estrella del futuro en esa región

EscucharEscuchar

Mohammed Dawood, de 17 años, es un joven prodigio del fútbol iraquí y no solo es la gran esperanza de su país, sino de toda la región, ya que es el único jugador árabe en el radar internacional de las estrellas emergentes del mundo.

Este jugador, gran aficionado al fútbol español, no podía ni imaginar hace apenas dos años que algún día podría aspirar a jugar al lado de los más grandes. Sus tres goles el pasado mes en el Mundial Sub-17 de la India, de los cinco marcados por Irak, aumentaron su popularidad.

El diario británico The Guardian le incluyó entre los 60 jugadores que van a marcar el fútbol mundial en un futuro. Es el único jugador de un país árabe en esa prestigiosa lista.

La distinción del periódico ha hecho que Mohammed esté “muy orgulloso”, según cuenta el joven delantero, todavía abrumado por esta repentina fama.

“Espero estar a la altura”, apunta, consciente de la responsabilidad que va a tener ahora sobre sus hombros.

A finales de 2016, el fútbol internacional empezó a descubrir a este joven iraquí de mandíbula cuadrada y pequeños ojos negros escondidos bajo unas finas cejas, procedente de un barrio popular de la capital iraquí.

Fue en el campeonato de Asia Sub-16, en el cual fue el máximo anotador, con seis golcitos, tres de ellos decisivos en la semifinal ante Japón.

Por primera vez en su historia, Irak ganó la final de esa competición, en la tanda de penales. Y él fue el encargado de anotar el último, para terminar de hundir a los rivales.

Desde entonces “hay entrenadores que se interesan por mí”, reconoce.

“Pero uno no se convierte en estrella así como así. El fútbol necesita sudor y paciencia. El éxito y la gloria no llegan nunca sin cansancio”, subraya.

Para Dawood, su progresión se debe básicamente a una persona: Qahtan Al Rubaye, el entrenador de la selección iraquí sub-17.

“Gracias a él he llegado donde estoy hoy”, aseguró durante un entrenamiento.

En 2015, Rubaye fue a verle jugar con el Al Khoutout, un club de segunda división de Bagdad. Poco después le convocó para la selección juvenil.

“Me sorprendió, porque los entrenadores se concentran habitualmente en los jóvenes talentos de los grandes equipos”, reconoce Dawood.

El entrenador no ha lamentado esa apuesta, que en su día parecía arriesgada.

"Confío en él cuando está en el campo. Tiene talento y sabe marcar goles”, afirmó, vaticinando que “va a convertirse en uno de los mejores jugadores”.

Dawood firmó el año pasado para tres temporadas con el Al Naft, con el cual consiguió, poco después de su llegada, el subcampeonato de la liga nacional.

A su regreso del Mundial Sub-17 de India, su salario de 1.500 dólares (¢858 mil) fue revisado.

Es el pequeño de una familia con seis hijos, a la que le costaba llegar a final de mes con el trabajo como taxista del hermano mayor. Pero ahora, con Mohammed, la situación ha cambiado y el joven futbolista puede ayudar a su familia y a su padre gracias a su sueldo de $10 mi (¢5.7 millones) mensuales.

El dinero es habitualmente un freno para la aparición de talentos en el fútbol iraquí.

“He elegido el fútbol y espero ganar en él lo que he perdido al parar mis estudios”, afirma Dawood, que tuvo que elegir entre apostar por el deporte más en serio o continuar con su formación. Ganó el fútbol.

Por las palabras de las personas de su entorno, la decisión puede haber sentado las bases de una superestrella.

“Nunca hemos visto a un jugador que alcanzara ese nivel con 17 años. Es el futuro número 1 del fútbol de Irak”, confía su entrenador en Al Naft, Hassan Ahmed.

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.