Hace un año, el 4 de marzo del 2020, fue la última vez que, por culpa de este maldito virus que puso de rodillas al mundo, el glorioso estadio José Rafael “Fello” Meza Ivankovich recibió aficionados.
No fue un partido clase A, fue contra la finada UCR, pero como si los cartagos supieran que se trataba de la última vez que disfrutarían de ese ambiente inigualable que se vive en el Fello, llenaron las gradas.
Por cuestiones de trabajo no pude asistir, ese partido se jugó un miércoles a las 5:30 p.m., mi última vez en el Fello fue el 16 de febrero del 2020, victoria 2-1 ante Limón.
Cuando se jugó ese partido ante La U Universitarios, llevábamos 10 torneos sin clasificar a semifinales, cinco largos años, pero aún así las gradas lucían llenas y es que los aficionados brumosos no vamos al Fello por la cantidad de títulos ganados, (sin duda eso está más que claro). Ese estadio transmite una vibra que en ningún otro lado del mundo podrán encontrar, ahí todos somos familias, todos nos abrazamos para celebrar un gol o lloramos juntos ante una frustración.
Ir al Fello es como un vicio que te lleva a la gloria, a la cima de la felicidad y minutos después te hunde con una dolorosa derrota. Infinidad de veces he puesto en mis redes sociales que no volveré al estadio y a la fecha siguiente ahí estoy, sentado en sombra conversando con un extraño que comparte este sentimiento.
Ese partido contra la UCR lo ganamos 2-1, con doblete de Manfred Russell, quien ya no está en el club.
La mejenga no podía ser diferente, sufrimos hasta el último momento, pero es que eso es parte de la magia del Fello, si no se sufre la experiencia no estuvo completa.
Empezamos perdiendo con gol de un exbrumoso, Hernán Fener, quien esa tardenoche se llevó los aplausos de la afición.
Para agregarle una dosis extra de sufrimiento, Heyreel Saravia se fue expulsado al 53 (hay cosas que ni la pandemia cambiaron) y fue ahí cuando apareció Russell, en la que fue, sin duda, la mejor jornada que tuvo el volante en el Fello.
Manfred marcó doblete al 64 y 76 y le dio la victoria al Cartaginés.
Esa fue la última vez que la fiel afición brumosa celebró junto a los jugadores, fue combo completo, tristeza al ver un a ex anotarnos, frustración por la expulsión y algarabía total por el doblete de Manfred y la victoria.
Desde entonces ha pasado un año, una eternidad para los que amamos ir al Fello. Nunca había pasado tanto tiempo sin entrar a mi segundo hogar, al que para mí es el lugar más lindo del mundo.
Este año no ha sido fácil para el club, don Leo Vargas, el presi brumoso, ha tenido que batallar sin su noble afición para sacar la tarea, si ya antes la situación económica era dura, no quiero pensar cómo ha sido durante estos 12 meses, pero como buen brumoso, don Leo no se arruga ante la adversidad y logró acabar con la racha sin clasificar a semis y metió al equipo en la fiesta grande en los dos torneos de la pandemia, además de forma titánica consiguió llenar de patrocinadores al club.
Ya casi podremos volver y le prometo, don Leo, que los cartagos de corazón vamos a llenar las gradas del glorioso Fello Meza y celebraremos juntos ese título que tanto anhelamos.