“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, esta frase, que se atribuye al científico Albert Einstein (aunque no existen pruebas de que sea suya), me pasó por la cabeza durante todo el partido de Saprissa contra Grecia.
El aburrido empate 0-0 en el inicio del torneo no me sorprendió en lo más mínimo, ya que no esperaba algo diferente.
Conste, como buen saprissista me ilusioné con el regreso del campeonato, desde temprano andaba con la morada puesta y apoyé al equipo de principio a fin, pero no hay que ser engañados, no podíamos esperar un cambio de 180 grados cuando se siguen haciendo las cosas exactamente igual al certamen pasado.
Son los mismos jugadores (solo cambiamos a Venegas por Ariel y Bolaños no jugó) y el mismo entrenador, quien sigue sentado en la galleta y se cierra a jugar solamente de una forma.
Un equipo con mucha posesión de balón, pero sin profundidad ni capacidad de generar peligro en el marco rival, a lo que se suma una defensa que es un coladero y por eso las mejores opciones son siempre del equipo contrario... Así resumiría el partido contra los griegos, pero esas mismas palabras se aplican a una gran cantidad de los duelos de la era Wálter Centeno.
Es cierto, el “tiki-taka” de Paté nos dio un campeonato nacional y una Liga Concacaf, pero también nos ha hecho perder una final y dos semifinales, sin olvidar la gran cantidad de goleadas (mejor ni las cuento, para no agüevarme). O sea, su forma de juego está en números rojos. Entonces, ¿cómo podemos esperar algo diferente este torneo?
Ah, y por cierto, cabe recordar que el campeonato que ganó Centeno fue gracias a que sacrificó su estilo para jugar más directo, dejando a sus futbolistas jugar como les gusta hacerlo.
Si el entrenador sigue ceñido en una misma fórmula después no culpemos, por ejemplo, a Ariel Rodríguez, un centro delantero a quien en Grecia no le llegó ni una bola al centro; o a un Jimmy Marín que prácticamente está amarrado porque ese sistema lo limita montones.
Don Wálter, para cambiar la historia del torneo pasado hay que hacer cosas diferentes, tener la humildad de reconocer cuando hay que cambiar y, por nada del mundo, echarle la culpa a sus jugadores.
En Grecia no se empató porque los jugadores “no carburaron”, como dijo en la conferencia de prensa, se dejaron ir dos puntos porque se hizo lo mismo que ya no ha dado resultados muchas veces. Si no me quiere hacer caso a mí, escuche esa frase del inicio que, sea o no de Einstein, es muy acertada.