El Dicccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE), conocido como mataburros, así define la palabra fracasar.
1. intr. Dicho de una pretensión o de un proyecto: frustrarse (‖ malograrse).
2. intr. Dicho de una persona: Tener resultado adverso en un negocio.
3. intr. Dicho especialmente de una embarcación (yo agregaría institución deportiva) cuando ha tropezado con un escollo: Romperse, hacerse pedazos y desmenuzarse.
4. tr. desus. destrozar (‖ despedazar).
Sin embargo, Albert Rudé, el técnico de Liga Deportiva Alajuelense, después de la segunda eliminación consecutiva del equipo rojinegro en manos de su archirrival, el Deportivo Saprissa, y en ambas ocasiones hincados en La Catedral, tiene un nuevo significado para la palabra fracaso.
El entrenador español, posiblemente por nacer en la tierra que vio florecer el idioma que también hablamos por estos lados, es más diestro en el juego de palabras, y su definición de fracaso es: “,objetivo no cumplido”.
Al señor Rudé lo invito a preguntarle a cualquiera de los miles de rojinegros que este lunes amanecieron moralmente apaleados, que si lo ocurrido en el Morera Soto fue un fracaso o un objetivo no cumplido.
Al señor Rudé lo invito a que este nuevo diciembre de pesadilla manuda haga esa misma pregunta a cualquier liguista que amaneció nuevamente, siendo el pato de la fiesta de los saprissistas. A esos manudos que ven como los morados, con una planilla inferior a la rojinegra, se encaminan empoderados hacia el título 37 (salvo que el Team diga otra cosa).
Agustín Lleida, usted como buen español también conoce perfectamente el RAE, y por supuesto la palabra fracaso.