“Y me golpean la mesa y Keylor Navas me dice: ‘Perdemos tres partidos seguidos’. Y yo le dije: ‘¿Cómo?’, y me dice: ‘Sí, existe una cláusula...”. Parte del testimonio de Eduardo Li en el juicio contra Adrián Gutiérrez, exdirector de Selecciones Nacionales, y Juan Carlos Román, exfederativo.
La querella la interpusieron Keylor, Bryan y Celso después de que Gutiérrez asegurara, en octubre del 2018 en radio Monumental, que él había escuchado que los tres estaban dispuestos a perder partidos con tal de que Pinto no siguiera en la Sele después de Brasil 2014.
Con la revelación de Li, por fin este lunes el debate se centró en el punto medular, lo dicho por el Dr. Gutiérrez, porque antes de eso parecía que quien estaba en la silla caliente era el exseleccionador Jorge Luis Pinto.
Llantos, quejas, y hasta depresiones de jugadores (acostumbrados a competencias de alto nivel) es lo que ha sobrado por la estricta disciplina del colombiano. Una de las molestias fue porque solo les dio permiso un rato para almorzar con las doñas. ¿Acaso un Mundial es un paseo? ¿No ganan millones de colones solo por estar en banca, amén de la vitrina que significa para obtener un jugoso contrato?
El éxito de Brasil se convirtió en fracaso rotundo cuatro años después en Rusia. Con Oscar Ramírez los jugadores se relajaron más de la cuenta, al lateral Ronald Matarrita hasta le sobró tiempo para hacerse un tatuaje, y la convocatoria fue un auténtico club de amigos, no sabemos si con vinitos.
“Siempre dije que la verdad no se había dicho, que alguna vez la diré”, dijo Pinto la mañana de este martes en el tribunal. Para verdades el tiempo.