Otro gran triunfo logró Agustín Lleida, gerente deportivo de la Liga, con el fichaje de Celso Borges, al menos en cuanto a impacto mediático, con golpe emocional incluido para el Saprissa. Su paisano y colega morado Ángel Luis Catalina ya sabe en la torta en que se metió en un club con poco margen de negociación.
Hasta ahí todo muy bonito para el rojinegro. Pero ¿ y qué con todo ese show?. Si quitamos todo ese ruido, todo ese humo, Lleida solo ha logrado un título, y a la hora de los balazos eso es lo que cuenta para la afición.
Saprissa con muy poco, por no decir nada, les arrebató el torneo anterior, y de ese golpe la familia manuda no se ha recuperado. ¿Y qué han aportado los fichajes bomba?
Bryan, dice Lleida, aporta mucho como inspirador para los cachorros, pero para motivador, mil veces más barato le hubieran salido German Retana, Mauricio Corrales y hasta el Padre Mix.
Y es que el aporte de estrellas gastadas es una lotería. Pipo González no da pie en bola.
Con Marcel Hernández es increíble la tolerancia que le tienen con su cuestionable comportamiento fuera de la cancha y hasta en los hoteles. No es la mejor influencia para los más jóvenes.
De ahí que por mas bulla la Liga no levanta y vimos las dos caras este mismo martes. La llegada del hijo de Guima fue todo un alboroto al mejor estilo de la serie española la Casa de Papel y el papelón podría estar en la casa manuda si siguen los malos resultados y la carencia de un técnico de peso.
La fiesta por el fichaje de Celso se opacó apenas horas después con el pobre empate contra el Guastatoya, el colero chapín.
Si Lleida espera que Luis Marín repita la chiripa de Wright con Saprissa, se hará de piedra esperando a su Liga del futuro.