La final de la segunda fase del torneo entre Liga Deportiva Alajuelense y el Deportivo Saprissa logró algo que parece impensable, que manudos y morados estén de acuerdo en algo: que malo que es el arbitraje en Costa Rica.
A esta conclusión estoy seguro que también llegaron las aficiones del resto de los equipos.
En estos dos primeros partidos, ambos clubes y sus aficionados se quejaron de un montón de jugadas en las que aseguran que fueron perjudicados.
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El bando manudo reclama dos penales, uno en el Morera Soto en el que David Guzmán casi le arranca la camiseta a Johan Venegas, pero que el árbitro Adrián Chinchilla no vio. Y el de este domingo fue aún más claro, cuando la bola le pegó en la mano a Ariel Rodríguez, pero Pedro Navarro se hizo al maje.
Los manudos también aseguran que Mariano Torres y Kendall Waston debieron ser expulsados por jugadas violentas.
Los morados también reclamaron un par de jugadas, un manotazo que le mete Dardo Miloc a Ricardo Blanco y una patada de Alex López en el primer partido.
Además aseguran que Pedro Navarro se pasó advirtiendo a los jugadores manudos y a los morados los amonestaba de una, eso también lo noté.
La roja de Guzmán por más que lloren, fue bien sacada, de lo poquito aplaudible a Chinchilla.
En conclusión y si analizamos bien, en Costa Rica los árbitros son malos por parejo, no es que quieran beneficiar o echarle un empujón a un equipo como dicen muchos aficionados... No, no, son malos sin ver colores.
¿Culpables? La Fedefútbol, claramente, que se niega a profesionalizar el arbitraje, que prefiere gastar millones en viáticos y mandando representante a cuanto evento FIFA organicen alrededor del mundo que meterle platica a la preparación de los árbitros.