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Aunque han cambiado las franquicias, los nombres, directivos, lo cierto es que muchos crecimos disfrutando del fútbol alegre del equipo que Puntarenas, nuestra Perla del Pacífico, tuvo en Primera División.
Ese club tan recordado es el Municipal Puntarenas, campeón nacional en la temporada 1986-1987, en una gran serie final contra Liga. Puntarenas ganó en casa 2 a 1 y los manudos no pudieron pasar del empate a uno en el Morera Soto.
Desafortunadamente para los porteños, y para el fútbol tico, desde el 2002 los fiebres dejamos de disfrutar de los llenazos en el estadio Lito Pérez.
Hoy estamos a las puertas de volver a tener un equipo del Puerto en la máxima categoría, de ver la marea naranja, de ver a reventar el Paseo de los Turistas y los comerciantes llenos de optimismo.
El sueño cada vez cobra más realidad, los porteños están a solo dos partidos de regresar (sin contar la posibilidad de la Gran Final). La primera parte de la ilusión comenzará a cobrar vida este sábado a las 7 de la noche en el Lito Pérez, ante Carmelita, el amado club del “Cañón” González.
Paralelo al fútbol me alegra la reactivación económica, tan urgente, que tendrá esta maltratada zona del país, me llena de optimismo la posibilidad de que el fútbol rescate a los niños y jóvenes de las drogas, que sueñen con imitar a viejos ídolos como los “Pistones” Velásquez, “Leoni” Flores, Javier Astúa, “Cebolla” Gutiérrez y tantos otros.
Las páginas de los periódicos y los distintos medios de comunicación se llenarań con las hazañas futbolísticas de los chuchequeros y no solamente con los asesinatos o balaceras en el Roble y otros lugares del cantón central porteño.
En esta serie se juega mucho más que fútbol.
