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Este Viernes Negro es propicio para hablar del negro panorama de nuestro fútbol y el mal negocio que esto puede significar. Las páginas 20 y 21 de la edición impresa de La Teja, del miércoles, son dos caras de una misma moneda.
Una venía encabezada por el título: Papelón del Team. Se refería a la vergonzosa eliminación de los rojiamarillos, el club de las grandes jornadas internacionales, por parte del Real Estelí, de Nicaragua, y en la Joya de La Sabana.
En la siguiente página aparecía una merecida nota a Carol Sánchez, defensa del equipo florense, que el martes campeonizó en la rama femenina.
Por un lado vemos el crecimiento las mujeres, con los recursos mínimos en todos los aspectos si las comparamos con las condiciones en que compiten los varones, que van como el cangrejo, porque la Liga aunque ganó la vio fea para vencer al San Francisco de Panamá.
Algunas excusas que he oído es que tantas suspensiones del torneo por el covid-19 les ha quitado ritmo a los equipos nuestros. Pero en Honduras el Apertura volvió en setiembre y también han suspendido fechas. En Panamá el fútbol regresó el 22 de octubre, en un año en que del todo no habían competido.
La pandemia no es excusa. Lo que vemos en Concacaf, sumando las dos derrotas de la Sele contra Panamá, demuestra que en varones estamos estancados y cayendo, mientras nuestros vecinos crecen peligrosamente. Si por la víspera se saca al día, la eliminatoria mundialista pinta negra para Costa Rica y eso sería muy duro anímica y económicamente.
