Deportes

Paciencia de los fiebres fue puesta a prueba en la Cueva

Los fanáticos también jugaron contra el baldazo y aguantaron

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Como un silbido de lechero o un domingo sin plata, así se pasaron las dos horas que debieron esperar los fiebres que visitaron este domingo el estadio Ricardo Saprissa para el primer juego de la final del Clausura 2019.

Entre la incertidumbre si se jugaba o no la mejenga y la decisión que se postergó tres veces, finalmente salió el ansiado humo blanco para tranquilidad de todos, cuando más de uno ya estaba haciendo números de cómo haría para llegar un lunes al estadio.

Sacar vacaciones en el brete, negociar con el jefe, salir más temprano o devolverse hasta San Carlos para los norteños eran opciones que no hacían nada de gracia.

“Por Saprissa se hace el sacrificio que sea necesario, más si se trata de una final”, indicó el fiebre Esteban Vargas.

“Venir al partido el lunes sería complicado por un tema de trabajo, pero por este equipo uno hace cualquier sacrificio, ahí se negocia de alguna manera”, indicó Vargas quién vino de Heredia y trabaja en una entidad financiera.

Esteban llegó con sus amigos Jorge, Marlon y uno al que solo llaman Reyes y nunca faltan a La Cueva

En la zona comidas y juegos los fiebres se entretenían con atracciones de la marca Kolbi, las tiendas oficiales de Saprissa, en los puestos de comida o hablando entre sí.

Don Héctor Venegas habló largo y tendido con su amigo Billy mientras esperaban el ansiado pitazo inicial.

"Hemos estado tranquilos en realidad, seguimos las noticias por lo que estábamos enterados de la situación, tenemos que esperar, no había de otra.

Este fiebre esperaba que con la cancha mojada, rápido y con algún charco el Monstruo variara un poco el estilo de toque que le cuadra al Paté.

A pesar de la distancia, quiénes estaban un poco más tranquilos era los aficionados de los Toros del Norte, quienes llegaron en buen número a Tibás.

Desde el estadio Carlos Ugalde salieron 10 buses y muchos otros llegaron por su propia cuenta, como fue el caso de Heiner Picado y el grupo que lo acompañó desde Ciudad Quesada.

“Nosotros seguimos a los toros adónde jueguen, lo hemos hecho todo el torneo. Gracias a Dios que el partido se juega para no tener que hacer el viaje de nuevo este lunes, porque sino se hubiera jugado nos vamos pero volvemos mañana”, dijo el fiebre sancarleño.

Picado trabaja en asistencia técnica de industrias ganaderas.

Lluvia fue un negociazo

Los que sacaron bastante provecho de la espera fueron los vendedores de comida, a quienes se les agotó desde antes que comenzará el partido, como pasó con uno de los chinamos ubicados en el sector de sombra.

Natalia, quién atiende el puesto nos dijo que trajo veinte kilos de carne para hacer empanadas y pastelillos y a las 5 p.m. ya no tenían nada en el puesto, ni en el otro ubicado en el sector este, por lo que hicieron el agosto gracias al baldazo.

Sergio Alvarado

Sergio Alvarado

Periodista de La Teja, especializado en deportes. Graduado de la Universidad Internacional de las Américas.

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