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Paolo Jiménez vivió el partido como aficionado: “Ahora admiro más a la afición de Cartago”

Él vivió en carne propia las eliminaciones de Cartago en los últimos torneos, ahora disfrutó, pero de larguito, la clasificación brumosa a semifinales.

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Paolo Jiménez dejó de ser jugador del Cartaginés y se convirtió en un aficionado brumoso más, por eso ahora entiende el sentir de esa sufrida afición.

El habilidoso volante, de 36 años, dejó la Vieja Metrópoli en enero de este año para cumplir el sueño de jugar en el extranjero, al ser contratado por el Nacional Potosí, en Bolivia.

Él vivió en carne propia las eliminaciones de Cartago en los últimos torneos, ahora disfrutó, pero de larguito, la clasificación brumosa a semifinales.

Eso sí, como buen seguidor brumoso, la noche de este miércoles la pasó en una pura nervia mientras veía la mejenga entre Cartaguito y Guadalupe. Para tirarse el partido tuvo que desvelarse porque Bolivia va dos horas adelante que Costa Rica, por lo que el partido inició a las 10 de la noche en el país sudamericano.

“Ahora que vivo los partidos de esta manera admiro más a la afición de Cartago, porque uno como jugador muchas veces no entiende la frustración del aficionado. Uno cree que el aficionado solo tiene que llegar a alentar porque sí, pero ahora entiendo que la misma situación del nerviosismo, de la euforia, hace que uno putee y se estrese viendo el partido”, confesó Paolo.

Y es que Jiménez es de los aficionados que vive la mejenga como si estuviera en la cancha, bueno, él ya estuvo en el terreno de juego y asegura que la ansiedad que se vive afuera es mucho mayor.

"Uno patea al aire y grita: ‘no era ahí, era aquí’, pero al ver el partido en tele uno tiene una perspectiva más amplia, eso yo lo sé, pero como aficionado uno hace las mismas cosas, es un estrés bonito cuando se gana, pero que se pone en contra cuando se pierde.

“Los partidos de la Champions uno los analiza, veo las jugadas y movimientos de los jugadores, pero en los partidos de Cartago no analizo nada, solo quiero que ganemos. Si vamos ganando todo me parece bien, si vamos perdiendo todo me parece mal, ya uno entiende que por los colores se reacciona diferente”, aseguró.

Para tirarse las mejengas del Cartaginés desde Potosí, tiene que jugársela como los vikingos, con aplicaciones y hasta con transmisiones piratas, porque a veces se le complica más de la cuenta.

“Es un poco tedioso porque la señal se queda pegadilla y aumenta el estrés porque uno quiere estar viendo cada jugada, pero no queda de otra, hay que verlos así”.

Su esposa, Guiselle Obando, y su hijo, Mariano, saben que las dos horas de la mejenga son sagradas y que solo una verdadera emergencia lo despegaría de la pantalla.

“Yo me concentro mucho, me empiezan a sudar las manos y tiemblo mucho, como si estuviera en una nevera, me empiezan a temblar las rodillas, eso es automático cuando veo un partido de Cartago.

“Me cuesta mucho verlos tranquilo, a veces tengo problemas con mi familia porque si el marcador es en contra me pongo de mal humor, pero apenas termina el partido se me pasa”, aseguró.

Uno más del equipo. Paolo dejó las filas brumosas, pero con la promesa de volver para retirarse con el equipo de sus amores, por eso mantiene contacto con muchos de sus excompañeros.

"Con Jameson (Scott), Manfred (Russell) y Marcel (Hernández) hablo mucho, les escribo para felicitarlos cuando jugaron bien, ellos también lo hacían conmigo cuando estaba jugando antes de la cuarentena.

“Yo sigo en el grupo de WhatsApp del equipo, me gusta escribirles cuando nos fue bien, cuando se juega mal no les escribo ni los critico porque me gusta respetar la intimidad del camerino, eso es algo muy importante en un equipo”, confesó el jugador.

Paolo asegura que muchas amistades lo vacilan y le dicen que él era el muñeco y que por eso ahora, que está bien largo, el equipo por fin se logró meter a semifinales.

“Si a mí me hubieran dicho que si dejaba el club somos campeones, me voy sin pensarlo. Yo podría decir que no sean campeones porque no estoy ahí, pero yo lo que quiero es que el equipo tenga prestigio, no hay campo para malos pensamientos, como aficionado real no puedo pensar en mí sino en la institución”, aseguró muy feliz porque el ansiado título número cuatro finalmente podría llegar este torneo.

Felipe Arrieta

Periodista egresado de la Universidad Latina de Costa Rica. Editor de La Teja desde el 2016. Empezó en Grupo Nación desde el 2009. Tiene experiencia en Deportes, Espectáculos y Nacionales.

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