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¡Quiere irse al más allá con su chuzo!

Joven de 21 años cumplió su sueño de niño comprándose un Jeep

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Sebastián Corrales cuenta apenas con 21 añitos, sin embargo, desde ahora tiene claro que cuando muera, quiere que lo entierren con su Jeep.

Este vecino de San Josecito de Alajuelita trabaja para una empresa transnacional dando apoyo técnico remoto a equipos instalados en otros países y nos escribió para contarnos la historia de su chuzo.

El muchacho solo tiene este carro y le ha invertido sus buenos millones porque era un sueño que alimentaba desde niño.

–¿Hace cuánto tiempo tiene ese carro?

–Aproximadamente seis meses

–¿A quién se lo compró?

–A un señor que lo tenía en una cochera en Curridabat y no lo usaba.

–¿Cuánto pagó por él?

–Pagué cuatro millones de colones

–¿Por qué quiso comprarlo?

–Desde niño, cuando tenía unos cinco años, vi un Willys en una película y desde entonces me enamoré de esos carros y siempre fue mi sueño poseer uno... hasta que lo logré.

Mi sueño sigue cada día más vivo y quiero restaurarlo y dejarlo lo más original que se pueda.

–¿Qué uso le da?

–Lo uso para ir a exhibiciones, desfiles y tours, también lo utilizo para hacer mandados los fines de semana para que así el motor se mantenga en óptimas condiciones.

¿Se puede dañar mi carro si no lo uso?
“Cuando el vehículo no se va a usar por mucho tiempo, le puede provocar daños, por lo que se recomienda encender el motor cada cierto tiempo al igual que moverlo, aunque sea unos metros, para evitar que se traben, por ejemplo, las bombas de freno. También el combustible va perdiendo sus propiedades y se va degradando con el paso del tiempo, recordemos que la durabilidad la determina, en gran parte, la calidad del combustible, pero entre los 3 y 6 meses puede provocar alteración del mismo, generando residuos que pueden traer problemas”, explicó el mecánico Bryan Guido (86035135).

–¿Qué modelo es?

–Es un Willys MD o M38A1 del año 1963. Tiene un motor Huracán F134 4 cilindros, 2.200 centímetros cúbicos, gasolina, tres marchas y tracción en las cuatro ruedas.

–¿Le tiene algún apodo?

–No, simplemente es mi Willys.

–¿Tiene otro carro o solo este?

–Solamente este, es mi chineado y para mí es más que suficiente.

–¿Lo vendería?

–Creo que nunca lo vendería y, probablemente, ahorraría para cuando muera me entierren con él.

Muestre su nave
Por favor escriba al correo kespinoza@lateja.cr, envíe fotos de su carro, moto o camión, así como un número telefónico para contactar al propietario, y uno de estos estos domingos publicaremos la historia de su chuzo.

–¿Cuánta plata le ha invertido?

–Hasta ahora, aproximadamente, ¢1,1 millones. Muchas partes las he traído de los Estados Unidos, totalmente originales, y en este momento vienen otras en camino.

–¿Qué lo convenció para querer mostrarlo en La Teja?

–Quiero compartirle a los lectores de La Teja lo bonito que es tener un vehículo histórico, que muchísima gente se quede mirándolo en la calle y que lo piropeen y también lo importante que es tener un proyecto de vida.

–¿Dónde compró su traje militar?

–Lo compré en Estados Unidos en una tienda de excedentes de guerra, el casco es cien por ciento original utilizado en la Segunda Guerra Mundial. Lo uso en exhibiciones.

Además de la gran camaradería que se vive cuando nos juntamos con los demás dueños de Jeep Willys que hay por todo el país.

–¿Qué cuidados debe tener con él?

–Hay que tener especial cuidado con la temperatura, pues de alguna manera tienden a calentarse un poco Y también con el nivel de aceite, pues Willys que no marca territorio, no es un Willys.

Además, de que esté bien engrasadito y todo marchando bien. Si el carro está bien chineado, él no va a molestar en nada.

–¿Por qué a los hombres les gustan tanto los carros?

–En mi caso particular con este carro es una forma de vida.

Karol Espinoza

Bachiller en periodismo y licenciada en Comunicación de Mercadeo. Periodista de Deportes con más de 14 años de experiencia. Integra La Teja desde setiembre del 2006.

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