Rafael Nada llama la atención del público no solo por su estilo de jugar al tenis sino también por sus manías, principalmente la de acomodar sus botellas de forma milimétrica.
El acomodo de su botella de agua y la de su bebida energética es una manía de Nadal que prácticamente se ha convertido en ritual para que su concentración no se vaya a otro sitio antes de cada punto.
La cosa es que deben estar colocadas en un lugar determinado, con el logotipo de la marca en la posición correcta con respecto a las líneas de la pista y en una exacta distancia una de la otra.
Para algunos es una manía, para nosotros es el ritual del más grande, don @RafaelNadal #VamosRafa 💪🇪🇸
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) January 18, 2018
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Eso tiene a los seguidores del Abierto de Australia sorprendidos, incluso, los camarógrafos siguen paso a paso esta rutina del acomodo. Poco a poco son muchísimos más los aficionados que lo observan con detenimiento desde todos los lugares del mundo.
Los jueces de silla y los juntabolas están avisados de que las botellas no se pueden mover ni un milímetro, como ya ocurrió en Australia hace dos años, para sonrisa del propio Nadal.
Otras manías que tiene Rafa son: sus toques en los hombros, la nariz, las orejas antes de sacar; sus dos toallas, una en cada silla de la pista; no pisar las líneas cuando sale del banco. Pero, casi que por encima de todo, está el posicionar las botellas en su punto exacto antes de levantarse para jugar.
Nadal jugará los octavos de final del abierto australiano este sábado contra el argentino Diego Schwartzman.