Randy Vega fue uno de los jugadores que más disfrutó el bicampeonato del Herediano, pese a que ya cuelgan en su pecho un título de Linafa y otro de segunda división.
Vega apenas tiene seis meses con el Team y se ganó un lugar entre los jugadores que actuaron con frecuencia en el once titular. Aún así en algún momento sintió decaer, pero encontró el hombro amigo de Allan Cruz, quien lo ayudó con consejos.
LEA MÁS: Randy Vega, único jugador del campeón en la Sele, tiene una gran historia de superación
“Me ayudó mucho, me aconsejó cuando tenía que hacerlo. Creo que, a veces, uno necesita a una persona así en la vida, que lo aconseje y quiera lo mejor para uno y, desde que comenzamos a hablarnos, le caí bien”, manifestó Vega.
El extremo comentó que tanto Cruz como su esposa le tendieron la mano y siempre lo guiaron cuando creyeron que estaba equivocado. “Yo considero que soy una buena persona, pero como dicen, uno es un carajillo y necesita consejos y ese tipo de personas”, explicó Vega.
En la temporada regular, Randy apareció en 20 partidos, con 1.145 minutos, cinco goles anotados y dos asistencias. Con mucha entrega, voluntad y velocidad, se ganó a los aficionados del Herediano.
LEA MÁS: Randy Vega se estrenó con gol para el campeón nacional en la difícil cancha del Lito Pérez
“Estoy agradecido con todos los heredianos, eran el jugador número doce, eran otro pulmón, nunca me faltaron el respeto y no escuché un mal comentario hacia mí. Gracias a Dios, siempre di lo mejor de mí porque uno tiene que ganarse el cariño de una afición tan linda como la de Herediano”, comentó.
Marcó diferencia
Vega entró en el minuto 89 y disputó con ahínco los últimos minutos del partido contra los manudos. Al final, su equipo conquistó el bicampeonato, lo que significó para él su primer título en primera división.
El jugador del Herediano atesora con mucho sentimiento esos dos detalles simbólicos. Esos son recuerdos imborrables, que guardará para siempre en su memoria pero ya le tiene un proyecto.
“Los tengo donde mi mamá en Quepos, los voy a meter en un cuadro y a guindar en el cuarto mío porque eso es para toda la vida. Ahí están las medallas de segunda y la de Linafa, con las que salí campeón“, dijo.
Randy está en esa zona del país disfrutando su período de vacaciones, antes de reincorporarse nuevamente a los entrenamientos del Team, ahora bajo el mando de Pablo Salazar.
Para él, la unión de grupo, el que todos se sientan parte de una familia, los hace diferentes.
“Si nosotros no cerramos el camerino y no fuéramos la familia que somos, no conseguimos nada. Adentro somos nosotros, morimos por nosotros, sino hay buen manejo de camerino, le aseguro que nada pasa”, expresó.
La camiseta sudada en la final y la medalla que tanto soñó, ahora colgarán en su cuarto en Quepos, como prueba de que los sueños del carajillo, sí se cumplen.
Mensaje a constructores
Randy Vega no olvida su origen humilde ni su pasado. La vida lo llevó a trabajar en la construcción, cuando tenía 18 años.
Allí forjó parte de su carácter y sin duda, adquirió condición física, fuerza, equilibrio, condiciones que hoy lo ayudan a ser futbolista.
El momento más duro fue el 4 a 0 de Saprissa, eso nos hizo bien",
— Randy Vega, Herediano
“Hace cinco años estaba trabajando en construcción, tengo que ser agradecido, este trabajo me ayudó a llegar donde estoy”.
Vega no olvida las madrugadas y las duras jornadas que debió dedicarle a ese trabajo.
“Es un trabajo duro, los que trabajan en eso saben lo difícil que es, me tocó levantarme a las dos o tres de la mañana para empezar una chorrea”, explicó.
“Dios sabe por qué pasé por esas cosas, pero de todo aprendí y estoy donde estoy por todo lo que he hecho”; dijo.
Randy dice que el esfuerzo y el perseguir sueños son fundamentales para cualquier persona y pide a la juventud, no desmayar en sus objetivos.
“Me esforcé mucho y la verdad estoy orgulloso porque cumplí las metas, me queda jugar con la Selección e ir a un mundial”.
Randy Vega sabe que aún le queda camino por recorrer. Pero desde la obra hasta la cancha, ya dejó claro que madrugar por un sueño sí vale la pena.