En medio de muchos dimes y diretes en la semana por temas arbitrales y señalamientos de algunos rivales, Saprissa demostró que cuando se dedica a jugar puede ser arrollador, así lo dicta la goleada por 4-0 en Grecia.

La S llegó a una cancha pequeña, complicada, con la presión de ganar para seguirle al corte a Alajuelense en la lucha por el primer lugar y de feria estresada por el tema arbitral, que lo mencionan en una semana sí y en la otra también.

Ese fantasma de la actuación de los silbateros está sobre el fútbol nacional, pero especialmente sobre el Monstruo, cuyas quejas sobre los árbitros han generado todo un debate, sus aficionados cansados y convencidos de que algo sucede, tal como lo denuncian a nivel interno en el club.

Por otro lado sus adversarios, también cansados, consideran que en la S se han pasado de tanta quejadera y que no es nada personal.

Al final lo que realmente cuenta es lo que pasa en la cancha y allí el Monstruo sigue mostrando que tiene todo para sacar los resultados en cada fecha, aunque hay que aclarar que en este juego también hubo polémica arbitral, para ambas vías.

Tal vez la preocupación o el tema de los réferis se le ha dado más bola de la cuenta con un equipo que, salvo en su sorpresiva caída con Herediano, siempre encuentra las vías para el gol y la victoria.

A veces es difícil concentrarse o ignorarlo, como cuando a los diez minutos a Álvaro Zamora le hacen un penal claro en el área griega que el réferi Rigo Prendas no pitó. Vuelven las quejas, sigue Petra con calentura.

No fue un primer tiempo brillante de ninguno de los dos, menos para la S, a quien Grecia se le metía en el área y le llevaba peligro, conseguía tiros de esquina y en uno, Prendas se comió otro penal un agarrón de Arboine sobre Fernando Lesme. “Ven que no es contra ellos”, pensaban los contrarios.

Tras de eso, minutos después David Guzmán se jaló un penal clarísimo que el árbitro tampoco sancionó. Para ese punto se hablaba más de los árbitros que de las escasas opciones a marco en lado y lado.

Otra cosa

Con este bostezo había que hacer algo, por eso al medio tiempo, Jeaustin Campos, que sigue viendo los partidos desde la gradería por sanción, no se anduvo con varas y se fue con tres cambios de una vez que le cambiaron la cara al equipo.

Pa’ adentro Ryan Bolaños, Luis Paradela y Jeffry Valverde, pa’ afuera, Christian Bolaños, Álvaro Zamora y Gerald Taylor, variantes que cambiaron el juego.

En el segundo tiempo ya nos olvidamos de habladas, que el arbitro, que la cancha, lo que sea, apareció la versión de Saprissa que sus aficionados quieren ver, pesada, contundente, con muchos argumentos.

David Guzmán mandó un zurdazo de volea que provocó un paradón de Alfonso Quesada al 55, ya empezaba a tocar la puerta y cinco minutos después ya abrió la lata y se hizo dueño de todo.

Mariano Torres desde la banda izquierda, en un tiro libre, metió uno de sus centros de cirujano al corazón del área, le cayó a Ryan Bolaños, quien en dos tiempos pudo definir y poner el 1-0.

El gol lo cambió todo y desinfló a Grecia y los otros goles cayeron resbalados. Warren Madrigal, uno de sus fichas más regulares este torneo, quien demuestra que la calidad no tiene que ver con edades, puso el 2-0 con un cabezazo al 69.

Se alinearon tanto los astros a los tibaseños, ya que hasta Luis Javier Paradela anotó, finalmente, luego de mucho tiempo y muchas opciones, el cubano se quitó la mala vibra y destapó con un golazo. Se la llevó por la banda derecha, hizo una bicicleta con quiebre hacia la izquierda y de un zurdazo la metió al ángulo, ¡pepinazo!

Desde el 14 de octubre del 2022 no anotaba Paradela, justo para respirar y recuperar la confianza golpeada en otros momentos, pero la cosa no acabó ahí, un penal a Kendall Waston al 89 se lo dieron a Marvin Angulo, tomó la pecosa y cerró con el 4-0. Otro que volvió al gol luego de mucho rato y llegó a los 99 tantos en el fútbol nacional.

Tres de los cambios de Jeaustin anotaron, sin duda encontró las soluciones en la banca.

Esto es el Saprissa que mete miedo y muchos piden ver, uno que arrolla y se come a los rivales, el que cuando cambia de chip y deja de lado sobre lo que no puede hacer nada, es otra cosa.