Como si el dramatismo para conocer la clasificación de Saprissa o San Carlos a las semifinales del Clausura 2022 no fuera suficiente, el baldazo monumental que cayó este domingo sobre el estadio Allen Riggioni en Grecia alargó la novela unas horas más de lo esperado.
Morados y norteños deberán esperar hasta este lunes a las 11 a.m, cuando la mejenga entre el Monstruo y el Municipal Grecia continúe, resultado que definirá el último invitado a las semifinales
A los 39 minutos de partido la cosa iba 0-0, momento en el que el árbitro Pedro Navarro frenó las acciones porque el aguacero y la rayería sobre el estuche era tieso y parejo y no dejaba jugar.
“Hicimos pruebas a la cancha y no es solo el tema de la pelota, si rueda o no, sino por el tema de la iluminación que este estadio juega en contra, no podemos esperar el tiempo de reglamento porque ya pronto oscurece.
“La cancha hubiese drenado, pero no hay iluminación aprobada. Este lunes se juegan seis minutos, 15 de descanso y se continúa con el segundo tiempo”, explicó Navarro.
La cosa para este lunes es simple, si la S gana se mete, de lo contrario el invitado serán los Toros que derrotaron este domingo 2-1 a Sporting y durmieron en el cuarto puesto de la tabla.
Súmele además la nueva motivación que se puso al alcance, llegar al tercer puesto de la general con el triunfo y desplazar a los brumosos de clasificar a Liga Concacaf en caso que ninguno de los sea campeón.
Dormir es una palabra que tal vez no se diga fácil para los contendientes al cuarto puesto, unos pensando en que no tienen otro camino más que ganar y otros esperando el favor griego. Cómo enfrentar esas largas horas estará en la cabeza y el manejo de cada quién.
Los morados, por ejemplo, no se fueron a sus casas, regresaron al hotel en el que se concentraron antes de la mejenga porque la lucha sigue, es solo como si le hubiera metido 20 horas más a la mejenga.
Desde antitos de las 3:30 cuando en Grecia empezaron a llover perros y gatos, la cosa no pintaba bien, ni en el clima ni el panorama morado para ese momento por diversos circunstancias.
Pintaba horrible
Cuando pararon la mejenga, el Sapri enfrentaba una cancha pesadísima en la que cada vez era más difícil manejar la pecosa, un rival bien parado, que defendía bien atrás y podía salir de buena manera, mientras que la S no creaba peligro.
De feria para ese momento ya San Carlos ganaba 2-1, lo que en medio de un panorama tan pesado le metía presión. Sino fuera por un remate de Mariano Torres a los 38, se hubiera ido sin remates a marco. El triunfo se veía lejos.
Grecia, por su parte, había tenido la más clara del partido, una que Giancarlo Agüero no logró cerrar abajo del marco, porque si podía enderezar la bola era gol fijo.
Suspensión ayuda
Cuando se suspendió el partido lo que dicta el reglamento es esperar 45 minutos, pero no había que alargarlo tanto para darse cuenta que las cosas difícilmente mejorarían, pues como lo dijo Navarro, no era solo la cancha, sino el tema de la luz.
A la media hora ya ambos equipos se habían puesto de acuerdo en no seguir, a pesar de que la lluvia bajó y hasta salió un arcoiris, pero la cancha estaba empozada por todas partes, de seguir se hubiera jugado waterpolo en lugar de fútbol.
“Antes que el resultado está la integridad física de los muchachos, jugar en esas condiciones es muy difícil, por eso también se reprograma. Es importante para nosotros, bueno para Grecia también con una mejor cancha habrá un mejor espectáculo, siento que se venía haciendo un buen partido”, comentó Jeaustin Campos, técnico morado.
Otro punto que ayuda al Saprissa, además de jugar en una gramilla recuperada del baldazo, es toda la información que tiene y que jugando de manera simultánea ante San Carlos no manejaba.
Para la S es como un partido nuevo, una segunda oportunidad de un duelo en el que no lucía muy bien y hasta conociendo exactamente la alineación y el parado táctico del rival. Sin sorpresa alguna.
San Carlos por su parte, solo le queda sentarse frente al televisor y esperar, el drama será mayor, pues ayer con el pitazo final sabía de una vez si le alcanzaba o no. Su vida está en manos griegas.