Seis niños recibieron la Navidad por adelantado al anunciarles que conocerán el estadio del Real Madrid

Cuando escuchó su nombre, el pequeño Justin David Muñoz, de 13 años no supo cómo reaccionar ante la noticia de que el otro año conocerá el estadio Santiago Bernabéu, sede del legendario Real Madrid.

Cuando el chiquito supo que era uno de los elegidos, tan solo acató a ponerse las manos en la cara y tratar de entender lo que sucedía, pero la felicidad era tanta que de inmediato las lágrimas le ganaron.

Desde que estaba bajando las gradas con rumbo a la tarima en la que lo esperaba un tiquete de avión que el otro año lo llevará a España junto a otros cinco de sus compañeros de la escuela sociodeportiva del Real Madrid ubicada en Heredia, no pudo contener el llanto de felicidad, ninguno de los otros güilas se emocionó tanto como él.

Durante ese mágico momento, su papá, David Muñoz, quien estaba entre los presentes, también se tapaba la cara con sus manos, al igual que su hermana mayor, Joryanna, y no era para menos porque una noticia de este tipo era para emocionarlos a todos. El momento fue tan emotivo que hasta al gerente de la empresa Global Vía Ruta 27, Gastón Oróstegui, encargado de dar las buenas nuevas, se le hizo un nudo en la garganta.

Ser un niño muy educado y respetuoso, que siempre se entrega al máximo todos los sábados en los entrenamientos en la Universidad Latina en Heredia, así como ser un buen estudiante en el colegio, le permitió conseguir el sueño con el que los 125 niños que integran esta singular escuela desean alcanzar cada vez que comienzan el año.

“Me fue demasiado difícil no llorar, porque espere este momento por mucho tiempo. Me esforcé demasiado este año y gracias a Dios lo pude conseguir, es una alegría muy grande”, nos contó poco después de recibir el reconocimiento, cuando ya estaba un poco más sereno.

Justin vive en La Milpa de Heredia junto a sus padres y la hermana. Él viajará a Madrid el próximo año para conocer el estadio merengue, entrenará en Valdebebas, ciudad deportiva del Madrid y hasta tendrá la posibilidad de conocer a algún jugador del cuadro blanco.

“Fue difícil, porque al principio yo no sabía ni cómo patear o pasar la bola, no sabía nada, pero gracias a las profes pude aprender muchas cosas para mejorar”, explicó.

Muñoz se salió del saco con respecto al deseo de todos sus compañeros de ser futbolistas cuando sean grandes, porque el más bien sueña con ser piloto de aviones.

Al lado de Justin viajarán Steven Méndez Parra, de 17 años; John Jairo Zamora Espinoza, de 16; Kendall Zúñiga de 11 años; Brandon Josué Linares de 13 años y Fabián Picado de 16 años. Todos son hijos de familias pulseadores y esforzadas que ven en la escuela sociodeportiva merengue un gran incentivo para sus hijos.

Más allá de ser una escuela de fútbol, a los chicos los apoyan en la parte médica, en el estudio y hasta reciben cursos de inglés y de robótica. Esta actividad en la que anuncian quiénes viajarán a Madrid se realiza cada año y ya son cuarto veces que lo han hecho. En total ya han viajado 18 alumnos.

Las historias de superación abundan por acá, como la de John Jairo, quien además de estudiar se metió a trabajar para ayudar un poco a su familia con platica. Él es mayor de sus tres hermanos y decidió meterle el hombro a sus papás.

Otro caso es del de Brandon, quien es hijo único y su principal preocupación y tarea es cuidar a su mamá, Esther, quien trabaja en la fábrica Cuétara, mientras que su papá bretea en construcción. A pesar de su vida no es sencilla, el amor familiar nunca le falta.

“Yo sentí como un vació en el estómago cuando escuché que me llamaron”, dijo Brandon.

Mientras que su mamá comentó: “Tenía muchas ganas de llorar y de brincar. Tenía una emoción demasiado fuerte, porque andar pidiendo permiso en el trabajo a veces es difícil para poder estar con él, porque nunca lo he dejado solo”, agregó.