¿Suerte o trabajo? El Samurái habla sobre su racha ganadora con el Sapri

Cada vez que el delantero se vuelve a vestir de morado, el equipo obtiene un nuevo título

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Ariel Rodríguez, delantero de Saprissa, está bañado en leche porque cada vez que regresa a Tibás el equipo obtiene un nuevo campeonato, por lo que muchos consideran que él es el amuleto de la suerte.

Sin embargo, para el Samurái esto es producto del trabajo que realiza para mantenerse como uno de los protagonistas dentro de la cancha.

“No me veo como amuleto de la suerte, por dicha se han dado las cosas, gracias a Dios tengo la bendición de estar en Saprissa y ser campeón.

“La veces que he regresado el trabajo me respalda, este no fue un buen torneo, sobretodo en la primera fase, pero cuando se trabaja fuerte, a consciencia, se está más cerca de llegar al éxito. La verdad siempre trabajo, el fútbol me ha cambiado la vida y por eso trabajo para devolverle lo que me ha dejado”, afirmó Ariel.

La primera vez que Rodríguez salió del equipo como legionario fue en el 2016, cuando partió al Bangkok Glass de Tailandia y volvió al Sapri para el Clausura 2018, certamen donde los morados obtuvieron el título 34.

En noviembre del 2018 se fue para el PTT Rayong F. C., también de Tailandia y a finales del 2019 la “S” anunció que el delantero volvía para jugar el Clausura 2020, torneo en el que los morados alzaron la 35 en junio del año pasado.

Para seguir con la costumbre, en agosto del 2020 Ariel se fue para el fútbol de Vietnam, para jugar con el Ho Chi Minh City F. C. y regresó para este torneo, o sea, trajo la 36 debajo del brazo.

Tocó fondo

Más en frío y desde la comodidad de su casa, el Samurái no ocultó su felicidad por el nuevo cetro.

“Lo celebramos de una forma muy tranquila, porque la pandemia nos ha privado de festejarlo como debe ser. Luego del partido fuimos al estadio, en donde nos tenían preparada una comida y luego regresé a mi casa.

“Como llegué un poco tarde, mi esposa y mis hijas ya estaban dormidas, pero hoy (jueves) pudimos desayunar con mis papás, porque mi familia es parte importante de esto, ellos sufren en silencio, la presión es muy grande y debemos aprender a vivir con eso”, destacó.

El jugador reconoció que este fue un torneo muy complicado para él, porque además de los resultados deportivos, se lesionó en dos ocasiones.

“Fue durísimo, los resultados no se daban, siempre queríamos ganar, pelear por el primer lugar, por circunstancias del fútbol a veces las cosas no salían como queremos, pero eso no quiere decir que no estemos trabajando”.

Rodríguez comentó que el equipo tocó fondo luego de la goleada de 5-0 que le propinó Alajuelense en la Cueva, el 18 de abril anterior.

“Esa fue la gota que derramó el vaso. Teníamos que hacer un esfuerzo extra, porque con lo que estábamos haciendo no nos alcanzaba, en Saprissa estas cosas no pueden suceder. Se hablaron las cosas, se dijo lo que se pensaba de cada uno, todos los tomamos bien y todos aportamos para el título”.

Sobre los goles anotados en el certamen, el Samurái recordó que cada anotación fue clave, sin embargo, el gol de la final está en lo más alto del podio.

“Las lesiones me sacaron de muchos partidos, pero creo que pude hacer una cantidad razonable de goles. Estoy contento porque en el grupo siempre me ayudaron y gracias a Dios pude volver para seguir aportando”, añadió.

Respeto

Luego del juego, Ariel salió a recoger el título con una camisa que tenía un mensaje que decía: “Se repartieron todo, pero se les olvidó que estábamos vivos”.

El jugador comentó que él le dio la frase a su hermano Erick y él le regaló la chema.

“Mi hermano la confeccionó en su empresa Roari y me la dio en una bolsa. Yo ni la abrí al inicio, pero cuando finalizó el partido la llevé con respeto.

“Son frases que demuestran que todo valió la pena, siempre con respeto hacia los otros equipos, porque muchos nos humillaron y esa fue una forma de defenderme, de celebrar”.

Al atacante le quedan dos años de contrato con Saprissa y su deseo es retirarse vestido de morado.

“Estoy feliz acá, no pienso irme, el fútbol es de oportunidades, pero por el momento hasta el día de hoy quiero cumplir un sueño y retirarme en el Saprissa, pues es la institución más grande del país.

“Mis hijas están por terminar el colegio y para mí es primordial que estén bien y que tengan un gran futuro”.

El jugador espera que el torneo venidero sea mejor que el que acaba de finalizar.

“Este campeonato me enseñó que nunca podemos estar satisfechos con lo que se está haciendo, no podemos pasar por estas cosas para llegar a un campeonato, un equipo como Saprissa debe mantener rendimiento regular”, dijo.