La garra, las ganas y el empuje de Alajuelense no le alcanzó para sacar el triunfo en el primer partido de la gran final ante el Herediano, en el que los florenses se llevaron un buen empate 0-0 para cerrar el miércoles la serie en su casa.
En el duelo entre Óscar “Machillo” Ramírez y Jafet Soto, ninguno se sacó ventajas, pero en el paladar queda un mejor sabor para los rojiamarillos, que eso sí, harían mal en cantar victoria ya.
En el estadio Nacional se vivió un ambientazo, la afición de Alajuelense hizo lo que para muchos equipos pareciera imposible, teñir con sus colores la Joya de La Sabana.
El rojinegro palpitó como nunca en la historia de San José, en un partido lejos de Alajuela, pero los fiebres manudos demostraron que están en todas partes para no fallar la cita.
La motivación luego de sacar al Saprissa en la fina de la segunda ronda, el regreso de Machillo y la garra y espíritu con el que está jugando su equipo, hizo que 32 mil manudos se dieran cita.
En FUTV destacaron que es el partido con mayor asistencia de los erizos ante los florenses, en esa parte el León sí se sacó un diez de forma incuestionable.
Más allá de todo eso, que puede ser muy bonito, lo que realmente cuenta es lo que pasa en la cancha, allí es donde se resuelve el fútbol, por más ambiente que haya.
La postura fue muy clara, el partido se resume fácil entre un equipo que propuso, tenía la iniciativa, llevaba el peso de las acciones y el otro que se dedicó a aguantar, a gastar el reloj y esperar que desgastara o se desesperara el rival.
El Team apostaba por pegar una, apenas a los cinco minutos entre Marcel Hernández y Elías Aguilar tuvieron la primera del partido, pero les faltó decisión para matar y cuando tiró el isleño, ya le dieron chance a la zaga eriza de acomodarse.
La Liga tenía la bola y la iniciativa, salvo ese susto del arranque, era quien apostaba por jugar y el rival por destruir, rechazar, reventar la pecosa apenas llegara a su área o quemar segundos cuando le caía al portero Danny Carvajal.
De todas formas, en una final todo se vale, es algo que ha quedado más que demostrado, nada es más bueno o malo mientras que le salga, porque aún con ese estilo, para el visitante no perder en La Sabana era un buen negocio, entonces ¿cómo criticar eso? Si supo aguantar con fortaleza.
Meterse en ese pleito de qué es bonito y qué no, ¿qué le ayuda a “crecer al fútbol”? No le dejó nada a los rojinegros hace seis meses, se desgastaron en un discurso inútil y con colmillo el Team se los comió.
Ante un rival metido atrás o defendiendo con mucha gente, lo que sí hay que ser es muy efectivo, apenas quede una mandarla al fondo, porque no habrá tantas, pero en ese aspecto a la Liga le costó, tanto en tener jugadas claras, como en aprovechar.
Celso Borges tuvo una muy clara al 34′, una de los pocas veces que pudieron tirar dentro del área, pero el remate fue muy al cuerpo de Carvajal, quien atrapó la pecosa sin bronca.
En el meta florense se notaba que no les apuraba nada, quemaba tiempo de manera descarada, sin reparos, la afición manuda le silbaba y le contaba en cada saque de puerta y hasta el final del primer tiempo es que lo amonestaron.
En el segundo tiempo las cosas no fueron muy diferentes, con los cambios de lado y lado le dieron otro aire por un rato, pero todo terminó igual pasados los 60 minutos.
La entrada de Joel Campbell y Joshua Navarro dieron más vértigo y velocidad, el local entraba de forma más punzante, pero sin el gol, no estaba cumplido el objetivo, era clarísima la obligación de llevarse una ventaja de su campo.
Está bien celebrar conseguir un saque de banda, un tiro de esquina o una buena barrida, eso es parte del carácter que ha mostrado esta Liga, pero la afición quería corear otra cosa.
Joel tuvo la más clara del segundo tiempo, un derechazo a un costado del área que tapó bien Danny al 80’. El reloj se agotaba.
Los últimos minutos, en los largos ocho minutos de reposición, el León tuvo un par que aceleraron el corazón de los fiebres que pese a ir en manada, no se pudieron ir con el gusto de la victoria.