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¡Un año sin nervia y vibras! Aficionados y clubes están hartos con los estadios cerrados

Este lunes se cumple un año desde la última fecha con público en Tiquicia

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Hace exactamente un año, el 8 de marzo del 2020, en el viejo estadio Rosabal Cordero, Herediano y Alajuelense firmaron un 3-3 que para variar terminó caliente y hasta con amagos de bronca.

Desde las gradas los aficionados florenses celebraron con todo el empate que llegó a los 96 minutos por intermedio de Yendrick Ruiz luego de un polémico penal sancionado por Henry Bejarano.

Cuando terminó la mejenga el Rosabal Cordero era un hervidero, mientras los manudos se abalanzaron contra Bejarano por la decisión, los florenses gozaron un partido que tenían prácticamente perdido.

Aquella jornada 14 del Clausura 2020 con todo y todo, hoy se mira con nostalgia, pues fue la última que los fiebres del fútbol pudieron asistir al estadio como siempre lo habían hecho antes de la pandemia.

Para los fiebres un año lejos de su segundo hogar ha sido un periodo durísimo, para muchos de ellos, acostumbrados a estar domingo a domingo en las gradas, tener que resignarse a ver las mejengas por tele no les hace justicia, no es lo mismo.

La 30 de lejitos

Imagínese lo que fue para un manudo ver a su equipo ganar la anhelada 30 y no poder estar ahí después de siete años de sufrir en las gradas del Morera Soto

“Es un sentimiento triste. Siempre íbamos varios compas, entrábamos al filo de que iniciara el partido para quedarnos un poco comentando la previa en el Liga Bar, y luego buscábamos nuestro sitio pegados a la malla, siempre gritando, siempre apoyando, siempre cantando.

“Se extraña esa sensación de ver el estadio lleno, sentir la piel de gallina, los nervios previos, más en los clásicos, los colerones, lloramos cuando perdimos la final antepasada... hace falta y mucho, con solo entrar y sentir el calor del estadio y ver el equipo jugar, no se puede explicar”, comentó la aficionada rojinegra Jennifer Torres.

Ella al igual que muchos fiebres vio muy trastornada su rutina, ahora queda amarrada a un tele o andar buscando links cuando el partido no pasa por la cablera que tiene, porque al igual que muchos acompañaba a su equipo a todos los estadios.

“Yo he incurrido en más gastos, por el hecho de ir a lugares o restaurantes a ver partidos con los amigos, el disfrute no es el mismo que estar en el estadio. La sensación es muy diferente

“El día empezaba diferente porque vos sabías que te vas a ir a desestresar . Preparabas todo tu día con base en la ida al estadio. Esto de la pandemia ha limitado muchas cosas. El saber que no se puede ir simplemente lo bajonea a uno”, opinó por su parte Ricardo Coghi, otro manudo de hueso colorado.

Sin despedida de don Eladio

Uno que recuerda muy bien aquel clásico provincial es Manuel González, un aficionado florense que desde que era chamaco no faltó nunca a la casa de don Eladio.

Si usted quería localizar al hombre, solo tenía que ir al estuche florense un día que jugara el Team, sin falta ahí lo encontraba.

“Para mí el futbol es símbolo de pasión, desde carajillo lloraba cuando perdía Heredia... en aquella época siempre (se ríe). Realmente el hecho de perder ir al estadio me ha hecho sentir una desconexión increíble con el equipo y con el fútbol en general. Porque no es solo el estadio, es tomarse unas birritas, compartir con compas y en mi caso con familia y la novia, etcétera”

“Además, creo también que el fútbol sin público es aburridisimo, necesita de la emoción de la gente, sino no tiene sentido, es lo que hace diferente al fútbol, creo yo”, aseguró Manuel.

El 22 de julio del año pasado arrancaron los trabajos de demolición del viejo Rosabal Cordero, en media pandemia, por lo que los aficionados no se pudieron despedir del lugar en el que celebraron y gozaron tantas veces.

“Eso duele muchísimo. Lo que pasa es que en general todavía hay una sensación de positivismo en los heredianos, venimos de momentos muy bravos en un pasado cercano y ya los que pasamos por todo eso nos hicimos fuertes, entonces ver que nos quedamos sin estadio alimenta esa ilusión de ojalá ver el nuevo pronto”, agregó.

La Cueva de lejos

Un día antes de aquel 8 de marzo en el estadio Saprissa en Tibás, la Cueva abrió sus puertas por última vez para sus aficionados, el Monstruo derrotó 3-1 a Cartaginés y todos felices para la choza.

Aquel sábado 7, los fiebres morados se fueron felices de ver como su equipo se consolidaba en el liderato del torneo y se encaminaba al título 35 que debió celebrar más adelante a estadio vacío.

“Para mí es primero iglesia y después estadio, son cosas a las que uno nunca falla, ir al estadio es una manera para distraerte, desestresarte, algo que siempre hacés y es parte de tu rutina.

“Nosotros (junto a su esposa) siempre vamos a sol sur al mismo lugar, ahí cantamos, gritamos, nunca nos sentamos, es algo muy bonito que uno no puede hacer en la casa”, comentó Ricardo Salgado.

Como buen morado, molestar manudos es parte de sus pasatiempos y en eso por lo menos afirma que le quedó el consuelo de que los manudos tampoco pudieron ver a su equipo campeón en las gradas.

“Los domingos que juega Saprissa uno acomoda su día respecto a eso, en la mañana la iglesia y en la tarde a la Cueva, después vamos a comer a algún lado, esa es la tradición, por lo menos por la pandemia los liguistas no pudieron celebrar la 30 en su estadio tampoco”, contó.

Enmascarado extraña al Fello

Nelson Núñez es más conocido en el estadio Fello Meza de Cartago como el Enmascarado Azul, en la gradería de sol del estuche brumoso es de esos personajes infaltables.

A pesar de no poder entrar al estadio, el hombre ha llegado a las afueras del Fello en algunos partidos importantes y le da la vuelta con la bandera blanquiazul en hombros, eso es ser fiebre.

“Yo soy muy Cartago, tengo 35 años de ser solo azul, de no fallar al estadio nunca, un programa que se llama la Fuerza Azul hasta me bautizó como el Enmascarado Azul porque siempre voy con una máscara al estadio, ya es parte de la vestimenta para ir al estadio.

“Por ese motivo en el estadio mucha gente me conoce, para ser sincero yo ahora prefiero escuchar los partidos por radio que verlos, me estresa estar viendo el partido y no poder decir nada”, comentó.

Nelson extraña esos toques cuando en el estadio usted comenta la mejenga con cualquier aficionado que tenga al lado, no importa si no lo conoce, porque en el Fello todos son de sangre azul.

Nicoya perdió una tradición

Afuera del Valle Central también se extrañan mucho las idas al estadio, en un cantón como Nicoya ir los fines de semana a ver las mejengas de la Asociación Deportiva Guanacasteca es toda una tradición.

La pasión que sienten los nicoyanos por su equipo, el cual está en segunda división desde hace 17 años se refleja en sus gradas, allí sino se va al estadio, generalmente no hay cómo verlos, porque en televisión pasan las mejengas de vez en cuando, por eso sienten que han perdido más.

“Se extraña mucho por ir al Chorotega, más ahora con esto del ascenso que estamos cerca, hemos tenido que celebrar y apoyarlo de una manera distinta, pero nunca se ha dejado de apoyar.

“La espera ha sido algo duro, hemos esperado tanto un momento como este, que el equipo ande bien, que ganamos el apertura y no poder ir a la cancha, ha sido la parte más difícil”, opinó William Hernández, fiebrazo de la ADG.

Willy extraña cosas como las “tardes juveniles”, una tradición que se inventaron en Nicoya donde después de las mejengas se van a un bar llamado Camino al Estadio, ahí se reúnen a hablar de lo que fue el partido, parte de lo que es una tierra llena de folclor.

Complicado

Los dirigentes del fútbol nacional reconocen que ha sido muy duro pasar un año sin taquillas, los ingresos se han visto severamente reducidos y han dependido de patrocinadores.

En clubes como Alajuelense, la efervescencia que siente su afición les ha ayudado para mantener la cuota de socios y hasta aumentarla un diez por ciento, al igual que se disparó la venta de artículos.

“Ha sido muy duro porque cuando inicia un año en el presupuesto usted siempre cuenta los ingresos por taquillas y un ingreso por renta que va de la mano de los locales para comidas.

“Como dicen de las cosas negativas hay que sacar las positivas y esto nos ha permitido reinventarnos para encontrar otras fuentes de ingresos o ventas por otras vías, la tienda virtual ha sido un buen aliado, tal vez no se compensa lo que tenés presupuestado, pero sopesa un poco lo que dejas de percibir”, explicó Rodolfo Víquez, gerente general del campeón nacional.

Otros equipos la han visto más fea, Sergio Chávez, presidente de San Carlos, reconoce que los socios afiliados bajaron notablemente. Antes de la pandemia los norteños estaban entre los equipos más taquilleros del fútbol nacional.

“Ha sido un año superdifícil porque además el jugador número doce es esa fuerza que llena el estadio y motiva al jugador, tenemos un estadio pequeño, pero acogedor, muy familiar, con mucha afición que nos seguía, la pandemia hizo que todo eso se fuera enfriando y truncando.

“La gente es muy dada que ayuda cuando se le retribuye de alguna manera, como lo es la entrada al estadio, hemos tenido baja de socios, claro, el porcentaje de cuántos no lo tengo exacto, pero sí ha sido significativo, estamos esperanzados de que pronto puedan venir al menos los socios”, dijo el dirigente norteño.

Consultamos a Herediano, Saprissa y Cartaginés, pero sus dirigencias no respondieron a las preguntas.

En la segunda división también existe afectación grande, para Jorge Caamaño, gerente de Guanacasteca el club ganador del Apertura 2020, su equipo ha perdido una millonada por tener el estadio Chorotega cerrado.

“Si hay un equipo en la Liga de Ascenso que se ha visto afectado con esto somos nosotros, por la cantidad de afición que tenemos, el equipo que montamos, que es prácticamente de jugadores de primera división, con un cuerpo técnico que ha sido campeón en primera, es muy duro.

“Con el torneo pasado que hicimos, en el que fuimos líderes siempre, dejamos de percibir no menos de ¢40 millones y este estamos igual, en este momento dependemos solo de patrocinadores, al jugar cuartos de final, semifinales y final sin gente, perdimos mucho dinero”, agregó.

Sergio Alvarado

Sergio Alvarado

Periodista de La Teja, especializado en deportes. Graduado de la Universidad Internacional de las Américas.

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