Los amantes de los carros nos entenderán perfectamente la siguiente frase: Un Jeep Willys de 1967 escogió a don José Ángel Corrales para que fuera su dueño por siempre y para siempre.
Resulta que el Willys tenía otro dueño, pero por situaciones especiales lo puso en venta y el carro no se dejó comprar por nadie hasta que don José Ángel, mejor conocido en Salitrillos de Aserrí como Tucán, ajustó los 450 mil colones en que se lo terminaron vendiendo en 1996.
“Un vive a coyol quebrado, coyol comido. No tenía los 600 mil colones que el muchacho me pidió al principio, por eso lo bajó a ¢450 mil. El día que junté la plata me dijo que ya no lo vendía, después llegó con el carro y se lo compré. Prácticamente el carro me escogió a mí”, dice con toda la razón el aserriceño.
LEA MÁS: Este Willys demuestra que los años le sientan muy bien luego de “pensionarse”
30 años juntos
Es un Willys de tres velocidades, con tracción 4x4, ambos frenos de tambor y un sistema eléctrico de 6 voltios. Es una máquina hecha para no quedarse botada prácticamente en ningún lugar, por más barro que haya en el camino.
Es poder, no es velocidad. Alcanza como máximo los 105 kilómetros de velocidad y consume entre 10 y 12 litros de diésel cada 100 kilómetros.
“Así como lo ve, azul, así me lo vendieron. Le puedo asegurar que en 30 años le he hecho poco. Son carros muy buenos y resistentes. Hace 15 años le hice un overhaul (reconstrucción completa para dejar el motor como de fábrica) que me costó 400 mil colones, pero nada más. Este carro no pide, solo le da alegrías a uno”, explica con tremenda tranquilidad don José Ángel.
LEA MÁS: Joven rescató un Toyota olvidado y lo transformó en algo invaluable
Tucán, el carro, es el chineado de la casa. Todos lo quieren. Desde doña María Ría, la esposa del Tucán humano, hasta Aurora, la hija de ambos, quien tiene 40 años y prácticamente creció en ese carro.
“Este Jeep fue el que llevó y trajo a mi hija de la escuela y el colegio. El que la paseó por muchas zonas del país como la frontera con Panamá, San Rafael de Pérez Zeledón, Cartago, la zona de los Santos, Parrita y Quepos.
“Ahora es el que pasea toda las mañanas a nuestro ‘perrinieto’, Luka, un perrito golden retriever, que es el otro chineado de la casa y quien le saca buen jugo al carrito”, nos comenta don José Ángel.
Todoterreno
Tucán es un carrito que tiene lo necesario para jamás ser derrotado por un camino. Nada de lujos, pero sí mucha resistencia. No tiene radio, las puertas son de lona con capota y en el dash tiene velocímetro, indicador de combustible y temperatura y pare de contar. Es un todoterreno.
LEA MÁS: El Mercury Comet 1965 que Esteban rescató del óxido y que usa en bodas y viajes hasta la frontera
“Cada vez que lo saco siempre hay alguien, donde me detenga, que se toma fotos con el Tucán, de hecho, participé dos veces desfilando en los carnavales de San José, en el de Desamparados y varias en las fiestas de san Isidro Labrador, santo patrono en Aserrí.
“Uno no compra un carro de estos para venderlo, qué va. Creo que este Willys me lo van a echar en el ataúd. Un carro tan querido y chineado no tiene precio. Tucán ya es parte de la familia”, confirma con mucho cariño el hijo de Aserrí.





