Deportes

Un viejo todoterreno atrae miradas y ya tiene heredera

Wilberth Silva le cuenta a La Teja cómo su clásico Land Cruiser es el pegue entre niños y adultos

EscucharEscuchar

Wilberth Silva, vecino de barrio Luján en el centro de San José, guarda en su cochera una joya que muchos desearían tener, pero que él ha decidido mantener en su poder, pese al montón de ofrecimientos que ha recibido para que lo venda y hasta ya definió que su hija heredara a este Toyota Land Cruiser modelo 1977.

Esta historia comenzó hace más de una década, cuando su suegro tenía en su poder a esta “fiera”, pero lo tenía dormido en la cochera, por lo que a Wilberth le entró el gusanillo de dejárselo y tras varias negociaciones lo convenció y al final solo pagó 70 mil colones del traspaso.

“Él lo tenía guardado en la cochera y casi no lo usaba, debido a eso debía ocho años de marchamo, entonces me fui al INS y pagué cuatro años, luego con el abogado hicimos el traspaso para que quedara a mi nombre”, comentó.

Una vez que lo puso en regla, movió cielo y tierra para volverle a dar vida y tras un mes de mucho brete por parte de su mecánico, el chuzo volvió a sacar suspiros en las calles.

“Llamé al mecánico para que le aplicara una revisión total, le cambiara el aceite, el motor, la transmisión y los frenos porque estuvo parado por ocho años, yo lo solo arrancaba al toque para calentar el motor. En la revisión nos dimos cuenta de que las bombas de los frenos estaban pegadas, porque no tenían uso”, relató.

Entre los pocos cambios que le aplicó fueron las llantas, pues le puso unos aros más gruesos y también le pintó la carrocería, el resto se mantuvo como cuando lo sacaron de la agencia.

El hecho de tenerlo lo más original posible, llama la atención de muchas personas y algunos hasta le han ofrecido buena plata, pero él les dice que a su chuzo no lo deja ir por nada del mundo.

“Hay un señor que vive cerca del barrio y cada vez que me ve me pregunta: ‘¿ya te decidiste, me lo vas a vender?’, yo le respondo que no. Una vez me ofreció cinco millones de colones y de una le dije que no. Otra vez me ofrecieron ocho millones de una, pero tampoco los acepté, no lo vendo”, agregó.

Gracias por mantenerlo así de precioso, le ha sacado muchos piropos en la calle.

“Es bonito porque la gente siempre le dice cosas buenas al carro, un día me estacioné en un supermercado, llegó un chiquito como de trece años y me dijo: ‘su carro me gusta’, otra día lo dejé frente a un Hilux y el dueño del otro carro se bajó y me dijo: ‘ese es el papá’”, explicó.

Este fiebre dice que ha andado con el chuzo por la zona de Los Santos, Aserrí y La Cruz de Guanacaste.

“Nunca me lo han chocado, pero si alguien lo pega de frente o por atrás, le va a ir feo”, dijo en medio de risas.

Con el chuzo hasta le enseñó a manejar a su hija, Valeria de 26 años, quien ahora lo anda por todo lado.

“Mi hija me dice que en otro carro no se siente cómoda, cuando se monta en otro chuzo me dice que parece que está en el piso y ya está acostumbrada a este porque está más segura”, expresó.

Incluso don Wilberth confesó que Valeria heredará el carro y así se asegurará que quedará en buenas manos.

Johan Rojas Ortega

Johan Rojas Ortega

Periodista egresado de la Universidad Latina de Costa Rica desde 2014. Con experiencia en coberturas y temas en deportes, judiciales, nacionales y sucesos para prensa escrita, radio y web.

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.