Fabricio Corrales puede rajar que cumplió uno de sus sueños de niño, tener un Nissan B12, modelo 1988, con tan solo 17 años.
Corrales, hoy de 21 años, es mecánico automotriz y contó que cuando era un chamaco, veía este modelo en fotografías y desde entonces soñaba con tener y manejar uno. Su sueño se le cumplió hace cuatro años gracias a un anuncio que le salió en Facebook en el que se ofrecían cambiar el chuzo.
“Siempre que lo veía en fotos me decía: ‘qué lindo tener un carro de esos’, porque me gustan demasiado. Por dicha lo logré cambiar por una moto Yamaha Sirius”, manifestó.
Su toque
Este joven desamparadeño nos contó que cuando recibió el carro era blanco, pero él quería personalizarlo, por lo que lo desarmó y le pintó cada pieza para tenerlo a su gusto.
Al inicio le decían el Panda al vehículo, debido a que era blanco, pero con el tiempo Panda desapareció.
“Cada detalle se le hizo como si estuviera recién salido de la agencia. Le puse frenos más chivas, le cambié el color, ahora es negro con rojo, originalmente tenía el motor carburado y ahora tiene uno de 2.000 cc, su caja era de cuatro cambios y ahora le puse una de seis.
Su taller. Fabricio es dueño de su propio taller. Si desea contactarle, puede hacerlo llamando al 7283-9496.
“El carro venía oxidado en algunas partes y logré restaurarlo todo, el piso se lo puse rojo, todo el interior está como nuevo. Los asientos son grises con los cinturones verdes, el volante es rojo con negro y le coloqué una radio con pantalla, para que tuviera algo moderno”, relató.
Desde que adquirió el Nissan, Fabricio le ha metido buena plata a la restauración del vehículo y no se arrepiente de lo que ha logrado con su chuzo.
A los 15 días de tenerlo, le cambió el motor y ahí comenzó la travesía de cambiar algunos elementos, mejorar las partes dañadas y tenerlo como un ajito.
LEA MÁS: Conozca la historia de amor entre un brumoso y un Chevrolet Apache 1960
“Me da escalofríos montarme en él, porque sé que es un carro que está en buenas condiciones gracias a mi esfuerzo, yo lo rehíce en mi taller y me siento feliz por el resultado.
“Hay que dedicarle mucho tiempo y dinero, pero por tener conocimientos en mecánica me salvo de la mano de obra, solo debo invertir en los materiales y cada vez que tenía tiempo, sacaba el rato para irlo restaurando”, dijo.
Corrales contó que todos los domingos saca su nave para ir a darse una vuelta por las calles desamparadeñas y a veces se va a la zona de Los Santos, en compañía de algunos amigos o de su novia, Alison (no dio el apellido).
“Ahora mi sueño es ponerlo a correr en carreras. Lo que le faltaba era la caja de cambios, pero ya la monté el fin de semana pasado.
“Los motores son mi pasión y eso lo aprendí gracias a mi papá Pavel, que desde pequeño me enseñó todo lo relacionado a mecánica y luego me dediqué a estudiar, para ser un buen profesional”, afirmó.