El Novelón

Coincidencias ayudaron a agente a resolver caso de hombre envenenado por esposa

El homicidio de Paipelo es uno de los casos más recordados en Puntarenas.

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Homicidio de Carlos Manuel Silva Zapata, ocurrido en febrero del 2007. Foto Ronny Soto.

Hay casos de homicidios que nunca se resuelven porque todo se complica y no aparecen pistas, pero hay otros en los que todo fluye y las cosas salen a la primera, como si fuera el mismo destino el que quisiera que se esclarezcan.

Esto último fue lo que sucedió con el caso de Carlos Manuel Silva Zapata, mejor conocido en Puntarenas como Paipelo, quien en febrero del 2007 fue asesinado por su esposa y su hijastro con el fin de adueñarse de los ¢35 millones que recibió luego de trabajar más de 20 años en el Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (Incop).

El fiscal Manrique Morales, quien en aquel momento fue el agente del OIJ que llevó la investigación, recuerda este caso como uno de los más especiales de su carrera, primero porque él fue amigo de Paipelo y segundo por todas las coincidencias que se dieron y que le ayudaron a resolver el crimen.

Morales recordó que el homicidio de Pai, como solía decirle, fue una noticia que impactó a todos los puntarenenses, pues don Carlos, de 59 años, era muy conocido y apreciado, especialmente por los apasionados del fútbol.

“Él fue entrenador mío de fútbol y de mucha gente más, porque él se dedicaba a formar carajillos. Yo jugué con él como desde los 8 años hasta los 18.

“También trabajó en Caldera como estibador, entonces empezó con un equipo que se llamaba Estiba, luego lo contrató el Asturias, que era un equipo muy famoso en Puntarenas, y ya luego estuvo en ligas menores del Municipal Puntarenas”, contó Morales.

Homicidio de Carlos Manuel Silva Zapata, ocurrido en febrero del 2007. Foto Ronny Soto.

Lanzado a un guindo

Morales recuerda que el caso inició la noche del domingo 25 de febrero del 2007, cuando uno de sus compañeros lo llamó para informarle sobre un homicidio en un guindo, en el lugar conocido como Cascabel de Caldera, en Esparza.

“Me dijo que acababan de atender un asunto donde tiraron un carro a un guindo entre Salinas y Esparza, le prendieron fuego y dentro habían encontrado una persona fallecida.

“El compañero dijo que no sabían quién era, pero que el carro aparecía a nombre de Carlos Manuel Silva Zapata. A mí eso me sorprendió mucho porque yo lo conocía”, recordó Morales.

Dentro de lo que quedó del carro Hyundai Elantra, los investigadores solo hallaron el tronco de Silva, las demás partes de su cuerpo fueron consumidas por las llamas. Morales aseguró que nunca había visto una escena como esa.

“Los compañeros de laboratorio me dijeron que ese carro tuvo una deflagración de más mil grados, hasta los aros se derritieron, fue algo increíble”, añadió.

Morales explicó que el cuerpo de Paipelo estaba acostado de medio lado en los asientos de atrás, este hallazgo les permitió descartar la versión de que todo se hubiera dado por un accidente de tránsito, aunque presumían que los asesinos quisieron hacerlo pasar como tal.

Homicidio de Carlos Manuel Silva Zapata, ocurrido en febrero del 2007. Foto Ronny Soto.

Cuentazo con colombianos

Morales empezó a investigar el caso y lo primero que hizo fue entrevistar a Julia Miranda, la viuda de Silva, quien fue la última persona que lo vio con vida ese domingo.

“Me dijo que ese día él había estado con ella, pero luego se fue en su carro a sacar medio millón de colones para pagarle una plata a un amigo en Carrizal y nunca más volvió.

“Además, contó que Pai había cambiado mucho en los últimos meses, y que incluso le habían comentado que supuestamente unos colombianos andaban detrás de él”.

El fiscal dijo que esa versión le sonó muy extraña, pues él conocía a Silva desde hace muchos años y sabía muy bien que Paipelo no era de andar metido en cosas raras, más bien era enemigo de los problemas.

Homicidio de Carlos Manuel Silva Zapata, ocurrido en febrero del 2007. Foto Ronny Soto.

“Ella nos estaba tirando esa línea de investigación, que a mí no me sonaba, lo otro era que se tratara de un asalto, pues Paipelo siempre andaba con buenos anillos, uno muy característico que era de alcohólicos anónimos, que tenía una doble “A”, y el de matrimonio, que no aparecieron en el carro”.

Morales también recordó que seis meses antes de que Silva fuera asesinado se toparon en los tribunales de Puntarenas y este le contó que estaba teniendo varios problemas con su hijastro de 17 años.

Llamada y coincidencia

El destino empezó a jugar a favor del agente luego de que el caso de Paipelo salió en las noticias, pues pocas horas después uno de sus compañeros contestó la llamada anónima de una mujer que quería colaborar con el caso.

“Mi compañero la puso en altavoz y ella dijo que vio salir el carro de Pai muy tarde en la noche y eso no era normal, entonces para que nosotros averiguáramos”.

El compañero de Morales pulseó que la mujer les dijera su nombre, pero ella no quiso, por lo que no le quedó más que decirle que iba a pasarle la información al encargado del caso, ahí fue cuando ocurrió una gran coincidencia.

Homicidio de Carlos Manuel Silva Zapata, ocurrido en febrero del 2007. Foto Ronny Soto.

“Ella preguntó que quién llevaba el caso y él le respondió que Manrique Morales, a lo que ella dijo: ‘¡¿Manrique?!, ¡¿el hijo de doña Lucía?! Claro yo lo conozco’. Resultó ser una señora que fue empleada en la casa de mi mamá y en ese momento vivía a la par de Pai”, detalló Morales.

Manrique se reunió con la mujer y ya en confianza le contó que esa noche se asomó por la ventana y vio que de la cochera primero salió el carro del hijastro de Silva, luego sacaron el carro de Paipelo empujado y lo amarraron con una linga al chuzo del muchacho para llevárselo. Lo que más le extraño es que nunca vio a don Carlos.

“Ella nos abrió las posibilidades, porque si nos hubiéramos quedado con las otras versiones, hubiéramos perdido mucho tiempo”, dijo Morales.

La versión de la señora también fue confirmada por unos picones entrevistados por el OIJ, quienes contaron que esa noche vieron el Hyundai Elantra dorado de Paipelo siendo remolcado por otro carro.

“Nos dijeron que de hecho les gritaron: ‘jale, jale con esa estufa’. Así fue como confirmamos que lo llevaron desde Barranca, pasando por Caldera para subirlo hasta donde estaba el guindo”.

El hijo del pastor

Los investigadores de a poco iban armando el rompecabezas del caso, y gracias a otra informante recibieron una pieza que terminó por ser fundamental.

Homicidio de Carlos Manuel Silva Zapata, ocurrido en febrero del 2007. Foto Ronny Soto.

“Nos dijo que un amigo de ella al que le decía ‘Luis, el hijo del pastor’, porque era hijo de un pastor evangélico y andaba en drogas, le contó que días antes una mujer de El Playón le ofreció un billete para que matara al mae (Paipelo), pero que él no se metió en eso, aunque no sabía si eso estaba relacionado con lo que le pasó a Silva”, dijo el fiscal.

Los agentes se reunieron con la informante y en ese momento se toparon con Luis Monge, de 38 años, (el hijo del pastor) y quien padecía un cáncer terminal que estaba muy avanzado. Los investigadores lo pescaron y este les terminó soltando toda la sopa.

“Nos contó que a Paipelo lo liquidaron por una movilidad laboral y le dieron más de ¢30 millones, y aparentemente Julia tenía acceso a esa plata si él llegaba a morir. También dijo que ella le había pedido ayuda para matar a Paipelo, pero que él no quiso ayudarla”.

Pinolillo envenenado

Luis le contó a los agentes que él era amigo de Julia y Paipelo, por lo que acostumbraba visitarlos para conversar con ellos fuera de la casa. La noche del domingo 25 de febrero 2007, Luis llegó a la casa de la pareja.

“Ella (Julia) salió de la casa y le dijo a Luis que la ayudara, cuando el entró encontró a Paipelo revolcándose en el piso. Recuerdo que Paipelo dijo: ‘mae, vieras que feo, empezó a revolcarse y a preguntarle a Julia que qué le había hecho, que se estaba quemando por dentro’. Luis le preguntó a Julia y ella le dijo que lo envenenó”, contó el fiscal.

Homicidio de Carlos Manuel Silva Zapata, ocurrido en febrero del 2007. Foto Ronny Soto.

Por medio de la investigación los agentes descubrieron que Silva se acostaba todos los días a las nueve de la noche, pero antes de hacerlo se tomaba un buen vaso de pinolillo. Su esposa aprovechó esa costumbre para envenenarlo con lannate (un insecticida agrícola contra plagas).

“Nosotros terminamos de confirmar que a él lo envenenaron porque en la autopsia le encontraron restos de ese veneno en el cuerpo”, añadió Morales.

Luis continuó con su relato diciendo que él, Julia y el hijo de ella se pusieron guantes y subieron el cuerpo de Paipelo en los asientos traseros de su carro.

El agente explicó que los desalmados tuvieron que llevarse el carro de Pai remolcado con una linga debido a que Silva le había puesto un corte de corriente a su chuzo para que nadie más que él pudiera manejarlo, por lo que no pudieron arrancarlo.

Finalmente llevaron el carro hasta el guindo, ahí Luis puso un trapo en el tanque del combustible y lo quemó, luego empujaron el chuzo.

El hijo del pastor también reveló el misterio de qué pasó con los característicos anillos de Paipelo.

“Los anillos de Pai los encontramos en una compra y venta que se llamaba San Ramón, ubicada en Barranca, hasta ahí fue Luis para venderlos”, explicó Morales.

Homicidio de Carlos Manuel Silva Zapata, ocurrido en febrero del 2007. Foto Ronny Soto.

Capturados

Tres días después de que ocurrió el homicidio de Paipelo, el OIJ allanó su casa para detener a Miranda y a su hijo de 17 años. Los investigadores también capturaron a Monge por ser cómplice del crimen.

“Cuando nosotros la detuvimos ella nunca dijo nada, ella y el hijo ni se inmutaron”, dijo Morales.

En cuanto a Luis, el fiscal dijo que pese a todo nunca vieron que realmente tuviera la intención de participar en el homicidio, no era una persona violenta, pero estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado.

El fiscal contó que en el 2010 Miranda fue condenada a 35 años de cárcel por el homicidio de su esposo, mientras que su hijo recibió una condena de 15 años, luego de que el 2008 aceptará los cargos que le atribuía la Fiscalía.

En cuanto a Luis, el fiscal explicó que este no fue condenado debido a que falleció antes de que se realizara el juicio.

Adrián Galeano Calvo

Adrián Galeano Calvo

Periodista de Sucesos y Judiciales en el periódico La Teja desde 2017. Cuenta con un bachillerato en Relaciones Públicas de la Universidad Latina y una licenciatura en Comunicación de Mercadeo de la UAM. En el 2022 recibió el premio a periodista del año del periódico La Teja.

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