El Novelón

Joven tiene breves recuerdos de cómo descuartizaron a su mamá cuando ella era niña

La víctima tenía ocho meses de embarazo y la atacaron dos mujeres para robarle el bebé

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Elida Priscilla Montalbán Berrios pasó los primeros tres años de su vida junto a su mamá Cinthya Berrios Alvarado, de este tiempo no tiene recuerdos porque era tan solo una niña.

Sin embargo, su mente a veces le trae flashazos de la última vez que vio a su mamá, estos no son nada bonitos porque se tratan de cómo unos desalmados le quitaron para siempre a su progenitora de una manera cruel.

“Me da esos deja vu (sensación de lo qué pasó en el pasado) me quedó pensando y medio me acuerdo que yo estaba a la orilla de un río y solo veía donde pasaban las partes de mi mamá, donde le arrancaban el brazo y la pierna, después solo quedó el tronco”.

“Eso es lo que me acuerdo y lo tengo como más presente, cierro los ojos y veo ese momento”, expresa la joven quien en la actualidad es una muchacha de 20 años.

Aunque parezca difícil de creer, este cruel hecho ocurrió en Costa Rica, fue descubierto el 13 de abril del 2006 en una poza del río Segundo de San Rafael de Heredia, cuando unos bañistas encontraron los restos de la mujer.

La última vez que Cinthya fue vista con vida fue el 23 de marzo del 2006 en La Verbena de Alajuelita, en compañía de su hija, iban para el ebáis porque Priscilla estaba enferma; sin embargo nunca llegaron al centro médico.

La memoria le recuerda a Priscilla que ella estuvo en el río donde mataron a su mamá, luego los desalmados la dejaron en una tienda en los alrededores del templo La Merced, en San José, donde la recogió el Patronato Nacional de la Infancia (PANI).

La abuelita materna de Priscilla, doña Elida Berrios, se convirtió en su mamá, llenando ese vacío y dolor que le dejaron a la inocente.

Incluso, Priscilla a su abuelita la llama “mamá”, al igual que al esposo de ella a quien le dice “papá”.

Siendo una niña le contó a su abuelita esos recuerdos que se le venían a su memoria y le preguntó si así había ocurrido la tragedia.

“Le pregunto a mi mamá (abuelita) que si así fue y ella se pone a llorar porque me dice que sí, así ocurrió”, menciona la muchacha.

Elida incluso necesitó atención sicológica y por medio de dibujos dio detalles de todo lo que sufrió su madre, esta información que solo la niña tenía fue esencial para la investigación durante ese entonces.

La sicóloga también le explicó a la abuelita de Priscilla que muchas cosas las iba a ir olvidando con el tiempo.

“La sicóloga le dijo que el cerebro olvida las cosas feas y deja las cosas bonitas, pero hay momentos donde uno se acuerda”, aseguró la joven.

La mataron para robarle el bebé

Las autoridades judiciales tuvieron a cuatro sospechosos en la mira, pero el Tribunal Penal de Heredia solo condenó a dos mujeres como las responsables del espeluznante hecho.

Se trató de una madre y su hija identificadas como Sandra Monge Segura y Katherine Valentín Monge.

Los jueces llegaron a la conclusión de que la víctima fue asesinada para robarle el bebé que llevaba en su vientre, en ese momento tenía 8 meses de gestación, así lo manifestaron el 26 de febrero del 2008.

Sandra habría sido la que ideó el macabro ataque porque, en apariencia, quería al bebé para “amarrar a un hombre”, según las informaciones publicadas en esos años.

La asesina se acercó a la víctima y fingió ser su amiga, incluso era familiar de Juan Pablo Morera Monge, quien era la pareja de Cinthya y el papá de la criatura que ella llevaba en su vientre.

Sandra llevó con anterioridad a Cinthya a la casa de su hija y al mismo río donde ocurrieron los hechos días antes de la fatalidad, al parecer, para ganarse la confianza.

Los jueces le impusieron a Sandra 35 años de prisión, en la actualidad tiene 58 años y sigue presa en la cárcel de mujeres Vilma Curling, conocida como el Buen Pastor.

Mientras que Katherine tiene 41 años, y goza de libertad condicional otorgada por un juez de ejecución de la pena, confirmó el Ministerio de Justicia.

Siente que hermano está vivo

Priscilla tiene presente la imagen de su mamá por medio de las fotos y por todo lo que su familia le cuenta, su mamá era oriunda de Aguas Zarcas de San Carlos, zona norte del país.

“Lo que sé de ella es lo que mis tíos y demás familiares me cuentan. Sé que es mí mamá por fotos que hay, donde estoy con ella y yo soy bebé, me dicen que ella es mi mamá Cinthya”.

Priscilla recuerda pocos detalles y sabe que su familia trata de no contarle mucho para no hacerla sufrir, pero tiene claro que al momento de la agresión ella estaba junto a su mamá.

“Lo que me cuenta mi mamá (abuelita) era que yo estaba con mucha calentura, Sandra (condenada) se dirige al Ebáis con mi mamá, Cinthya, y de ahí ya no se sabe. No me cuentan muchas cosas para no hacerme sufrir más”, expresa la joven.

Al parecer, Cinthya soñaba con tener un varoncito y hasta había escogido el nombre de José Pablo, el cuerpo del pequeño nunca fue hallado, siempre quedó la incertidumbre de si el niño sobrevivió.

El corazón de hermana le dice a Priscilla que el bebé sí sobrevivió, de ser así sería un adolescente de aproximadamente 17 años.

“A veces hablo con mi mamá (abuelita) y le digo que si él está vivo nosotros totalmente le somos unos extraños, pero para mí sería una felicidad saber que él está vivo, que está bien, conocerlo, por lo menos verlo, que él sepa que somos hermanos aunque él tenga otra familia o vea a esas personas como su familia y a nosotros como unos extraños.

“Siento que él está vivo, que él está con ellos (con los allegados de las condenadas)”, manifestó Priscilla.

Afronta los temores

Para Priscilla y sus demás familiares no ha sido fácil vivir con la ausencia de Cinthya, ella no niega que a veces hay temores porque la maldad sigue haciendo daños.

También a veces piensa cómo sería la vida junto a su mamá.

“Pienso que diferente sería tenerla, pero la verdad no me quejo porque ese espacio que a veces siento vacío mi mamá (abuela) lo llena y mi abuelo, que es mi papá, también me lo completa”, afirma.

Priscilla ha realizado su vida y tiene su propio hogar, es mamá de un pequeño y cuando estuvo embarazada guardó silencio por un tiempo por el mismo miedo de lo que le había pasado a su mamá estando embarazada.

“Traté de mantener mi embarazo escondido, cuando me doy cuenta que estoy embarazada no dije nada, hasta el momento que no lo pude seguir escondiendo porque se le va saliendo la pancita, como a los cuatro meses comencé a decirle a mi familia, siempre he contado con el apoyo de ellos y con el papá del bebé y esto me hacía sentir segura que no estaba sola”, manifestó la muchacha.

Incluso, su pareja es dueño de una funeraria y esto le ayudó a ir sanando heridas.

“Cuando lo conocí él me dijo ‘acabo de abrir una funeraria’ y yo le dije ‘¿qué?’, me decía que porque me asustaba, le conté que me daba miedo, que ver muertos me recordaba lo de mi madre, es algo que no sé explicarlo.

“Pero él me dijo que me iba a llevar a un servicio para que le perdiera el miedo, efectivamente lo acompañé a un funeral y claro, cuando veo que enterraban el ataúd sentí que estaba metiendo a mi mamá, me decía que tranquila, que no iba a pasar nada, se terminó, luego lo acompañé a otros servicios y ya no me da tanto miedo”, señaló.

En los 17 años de fallecida de Cinthya, su hija nunca la ha visto en sueños; sin embargo, solo una vez sintió una presencia que la lleva a pensar que se trató de ella, lejos de darle temor, la llenó de paz.

“Me pasó algo extraño, el año pasado (2022) estaba cumpliendo años y estaba dormida, sentí como que me salí del cuerpo y vi una sombra parada a la par mía donde estoy durmiendo, sentí que es mi mamá, pero en ningún momento le vi la cara, absolutamente nada, solo la sombra; me desperté con el corazón a mil y decía: ‘aquí estuvo mi mamá', ha sido lo único. No sentí miedo, pero no la vi”, recordó la joven.

Para la familia de Cinthya no hay rencor para estas dos mujeres y demás involucrados que le quitaron la vida, pero tampoco hay perdón.

“Perdonarlos difícilmente, pero no les tengo ningún rencor, no hubo justicia aunque les den una sentencia alta no nos la van a regresar ”, dice.

A los allegados de la víctima siempre le quedó el sinsabor de saber si todo el cuerpo de Cinthya fue hallado.

“De hecho, a mi mamá (abuelita) no la dejaron abrir el ataúd, fue con él cerrado tal como salió de Medicatura Forense, así fue trasladado, mi mamá (abuelita) siente que le dieron una caja vacía que lo que enterró fue una caja”, menciona la muchacha.

Alejandra Morales

Alejandra Morales

Bachillerato en Periodismo en la Universidad Internacional de las Américas y licenciada en Comunicación de Mercadeo en la UAM. Con experiencia en temas de sucesos y judiciales.

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