El Novelón

Niña fue mordida por terciopelo hace 7 años y deberá ser operada durante todo su crecimiento

Sharon Nicole Alvarez López sufrió mordedura mientras estaba dormida en su cunita.

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Una terciopelo, una de las serpientes más venenosas de Costa Rica, mordió hace siete años a Sharon Nicole Álvarez --hoy de 11 años-- y hasta la fecha la niña enfrenta consecuencias de aquello.

Cada cierto tiempo deben hacerle cirugías reconstructivas en el área que resultó dañada por el veneno. La piel de esas partes no cede conforme ella crece y entonces los médicos deben intervenir.

Las terciopelo causan más del 50 por ciento de las emergencias que llegan a los centros médicos por mordeduras de serpientes.

Algunos casos resultan mortales. Todos recordamos que el 10 de febrero falleció el tenista de Olimpiadas Especiales Jeikol Gómez Calderón, de 17 años, debido al ataque de una culebra de esas. El joven había luchado dos semanas por su vida, pero perdió la batalla.

El medallista fue mordido el 27 de enero en El Roble de Laurel, en Corredores de Puntarenas, cerca de la frontera con Panamá, cuando cortaba caña de bambú junto a un vecino.

En un intento por salvarlo, de los médicos le amputaron la pierna derecha, pero su condición no mejoró y lamentablemente falleció.

Un milagro

Fernanda López, la mamá de Sharon, asegura que la vida de su hija es un verdadero milagro.

Nos contó que son vecinas de Turrúcares, en Alajuela, y que su hija fue mordida en junio del 2015, con apenas 4 añitos.

“Mientras dormíamos, una serpiente encontró calor en nuestro hogar, ingresó por una lámina del cuarto que estábamos construyendo y se fue directo a la cuna de mi hija, que tiende a bajar su manita mientras duerme y tocó a la serpiente, por lo que recibió dos mordidas”, contó la mamá.

“Yo estaba embarazada de mi hijo el menor y oí los gritos de mi niña, desesperada; no hablaba, solo lloraba, yo soy de esas mamás que corre de una a ver qué sucede y empecé a revisarla y no le encontraba nada hasta que le abrí su manita y vi sangre, de inmediato llamé al 911″.

Los gritos de Fernanda alertaron a su mamá y a sus hermanos, que llegaron en cuanto pudieron. Uno de los hermanos alzó la cuna y solo dijo “serpiente”.

Carrera contra el tiempo

“Mi mundo se me vino encima, más cuando dijo ‘es una terciopelo’ y vi el tamaño de ese animal. Yo sentía que me la quitaban (a la hija), en ese momento no había ambulancia en Turrúcares, entonces nos la llevamos en lo único que había, una moto. En cuestión de un kilómetro encontré a una vecina y a su novio en el carro y desesperada me subí al carro y les dije que por favor nos llevaran a la Cruz Roja”.

Una ambulancia de La Guácima los topó en la rotonda entre Siquiares y El Coyol.

“Mi hijita lloraba y lloraba, decía que le quemaba y su brazo se iba poniendo negro”, recordó Fernanda.

Los papás y la niña entraron al Hospital San Rafael de Alajuela y cuenta Fernanda que los metieron a sala de shock, pero no les creían que una terciopelo era la “responsable” hasta que la mamá de Fernanda llegó con la serpiente en una bolsa y de inmediato los mandaron para el Hospital Nacional de Niños.

“En el camino su manita ya iba bien hinchada y vomitaba sangre. Cuando llegamos (al hospital) le pusieron plasma, necesitaban meterla al quirófano”, dijo.

Fernanda recuerda que recibió otro gran golpe cuando un doctor le pidió firmar una hoja que autorizaba amputarle el brazo a su chiquita en caso de ser necesario.

“Yo me caí al suelo y le pregunte (al doctor) cómo le iba a explicar a una niña de cuatro años que no tenía brazo, que cómo le iba a decir a una mamá que se despidiera de su hija. Sentí que me moría al ver la carita de ‘Sha’ tan hinchada, su brazo ya estaba marcado a nivel del hombro (como para cortarlo)”, dice.

Las siete horas que Sharon estuvo en cirugía fueron para Fernanda las más largas de su vida, hasta le dieron contracciones.

“Cuando una doctora me llamó yo me acerqué con temor, casi me da algo cuando me dijo que le habían logrado salvar el brazo, pero que iba a ser un proceso largo, de hecho se lo dejaron abierto con una máquina que le sacaba todo lo malo”, narró.

Durante 15 días a Sharon la niña la metieron al quirófano de día por medio; luego le entró una bacteria por un dedito y nuevamente tuvieron que operarla para salvárselo.

“En ese momento de verdad que solo Dios te sostiene porque escuchar los gritos de tu hija desesperada del dolor y uno sin poder aliviarla es algo que no le deseo a nadie. Para los médicos ella es un milagro”, dijo la madre.

Aunque la mordedura fue hace bastante tiempo, para la familia han sido 7 años duros por la cantidad de citas a las que han debido llevar a Sharon; además tuvieron que costear un tratamiento de guantes especiales que la CCSS no cubría y enfrentar cirugías reconstructivas que continúan y seguirán probablemente hasta que Sharon deje de crecer.

Lo que le pasó a Sharon hizo que su mamá se volviera sobreprotectora con su hija y al principio no quería dejarla salir.

“La parte emocional se la trató una psicóloga, ella es una niña muy valiente, pinta precioso y tiene una letra preciosa. Recibimos mucho apoyo del hospital, ellos vinieron a hablar con sus compañeros de la escuela porque unos niños se burlaban de ella por sus cicatrices, entonces les explicaron”, dijo la mamá.

Sharon recuerda muchas cosas de cuando estuvo en el hospital.

“Es una niña muy fuerte, le da dolor en el brazo y si corre mucho se pone supermal, pero usted la ve y nadie creería lo que ha vivido, siempre se ve feliz”, dijo la mamá.

En algunas partes de Turrúcares es común que aparezcan terciopelos; de hecho, a una tía y al vecino de esta familia también los mordió una serpiente. Fernanda asegura que todos los días mueve los muebles y barre antes de dormir para evitar que se repita la pesadilla de hace 7 años.

“Aquí en los meses en que empiezan las lluvias se ven en la calle”, comentó.

Sharon ha estado cerca de una serpiente después de la mordedura y reacciona tranquila; su mamá cuenta que una vez movió con un palo una que estaba enrollada en un carrito.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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