El Novelón

Ser un clientazo delató a asesino estadounidense que se ocultaba en hotel en Guanacaste

Dean Faiello, un falso médico, asesinó a una de sus clientas y luego enterró su cuerpo debajo de una losa de cemento

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Dean Faiello, falso médico detenido en Costa Rica por homicidio. Foto ABC.

Ser considerado un “clientazo” que daba muy buenas propinas, fue lo que terminó por delatar a un asesino estadounidense que se ocultaba en un hotel de playa en Guanacaste, en donde se daba la gran vida.

Se trata de Dean Faiello, un falso cirujano plástico que era buscado por las autoridades de los Estados Unidos por el homicidio de la analista financiera María Cruz, de ascendencia filipina, a la que mató y sepultó en una fosa de concreto en su casa, en Nueva Jersey, en abril del 2003.

Faiello fue capturado el 22 de febrero del 2004 cuando se encontraba hospedado en el hotel Villas Playa Sámara, esto por medio de un trabajo en conjunto entre las autoridades nacionales y agentes del FBI. El extranjero había ingresado a Costa Rica desde el 19 de setiembre del 2003.

Maximiliano Navarro Elizondo, exgerente del hotel donde se dio la captura, recuerda muy bien ese caso, pues él terminó siendo una pieza fundamental para que las autoridades dieran con el paradero de Faiello, esto gracias a una fotografía que observó en un periódico.

“Fue algo en lo que involuntariamente me vi involucrado, pero creo que si no se hubiera hecho de esa forma tal vez hubiera pasado a más”, dijo Navarro a La Teja.

Por este crimen, en diciembre del 2006, Faiello fue condenado a 20 años de cárcel, esto tras aceptar los cargos y llegar a un acuerdo con las autoridades de su país; sin embargo, fue dejado en libertad en el 2022, tras estar encarcelado por 17 años.

Su nombre fue noticia de nuevo debido a que tras salir de prisión brindó una entrevista al programa 20/20 de la cadena ABC, donde habló de lo ocurrido.

“No pasa un día sin que piense en María o en su familia y en por qué actué como un cobarde”, dijo en el programa.

Muerte por sobredosis

Según las autoridades estadounidenses, para el 2003 Faiello fingía ser un dermatólogo especializado en procedimientos estéticos con láser, los cuales realizaba en su clínica clandestina. Trascendió que el hombre ya había tratado a varios pacientes, entre los que estaba María.

En abril de ese año, Cruz buscó al falso médico para que le realizará una cirugía en la lengua, pero dicho procedimiento tuvo un final trágico, ya que Faiello le aplicó una dosis excesiva de lidocaína, lo que terminó acabando con la vida de María. Se supo que al momento de la operación, Dean estaba borracho y drogado.

“Era lo que llamamos un ‘buen cliente’, porque era de alto consumo y que no daba ningún tipo de problema”

—  Max Navarro, exgerente del hotel.

Tras la muerte de la analista financiera, Faiello metió el cuerpo en una maleta y lo llevó hasta el garaje de su casa, donde lo enterró debajo de una losa de concreto, poco después huyó de Estados Unidos. El cuerpo de Cruz fue encontrado en febrero del 2004.

Dean Faiello, falso médico detenido en Costa Rica por homicidio. Foto Archivo.

Al parecer, tras su llegada a Costa Rica, Faiello estuvo viviendo por varias semanas en Esparza, en apariencia, en una casa que alquilaba a una pareja, luego de eso fue que decidió pasar, al menos, una semana en el mencionado hotel.

Un buen cliente

Maximiliano Navarro recordó que su camino se cruzó con el de Faiello cuando trabajaba como gerente del hotel Villas Playa Sámara, pues por cosas del destino el extranjero decidió hospedarse unos cinco días en ese lugar.

Para ese momento nadie sabía lo que ocultaba el estadounidense, simplemente lo veían como un huésped más, que en todo momento se comportó de forma decente y nunca se metió con nadie.

Navarro contó que a ese hotel siempre llegaba una gran cantidad de personas, por lo que era difícil recordar el rostro de cada uno; sin embargo, con Faiello fue diferente, pues este empezó a destacar por sobre los demás huéspedes por ser un “clientazo”.

“Él destacaba porque desde muy temprano llegaba al bar de la piscina, desayunaba a eso de las 8:30 a.m. y ya a las 9:00 a.m. llegaba y rápidamente se tomaba cuatro o cinco cócteles dobles.

“El cantinero me decía: ‘don Max, tengo un cliente buenísimo ahí, pide cócteles dobles y cada tiro me da mil o dos mil colones de propina’. Yo le dije que ojalá tuviéramos varios así y que me gustaría saber quién era, entonces en una de esas me lo señaló y en la mente me quedaron las facciones de él”, recordó Navarro.

Según Navarro, una de las cosas que más le llamó la atención fue la forma en la que el extranjero gastaba dinero en grandes cantidades, por es es que decidió revisar si este tenía respaldo financiero, y de esa forma fue que se enteró de su nombre.

“Empecé a revisar la cuenta de la persona esta, porque al ver que hay un alto consumo uno debe ver si existe un respaldo para eso, entonces vi que había tarjeta de crédito y toda la cuestión, consulté a un amigo del banco relacionado con la tarjeta y me dijo que no había ningún problema”, recordó Maximiliano.

“Supongo que él jamás se imaginó que fueran a encontrar el cuerpo de la mujer, porque la enterró y chorreó cemento encima”.

—  Max Navarro, exgerente del hotel.

Tremenda sorpresa

Dos días después de haber conocido al famoso clientazo, Navarro inició su día como de costumbre, leyendo el periódico y fue en ese momento que se llevó una tremenda sorpresa, con la que casi se va de espaldas.

“Yo siempre acostumbraba a leer los periódicos bien temprano y cuando me lo trajo uno de los guardas en la primera página estaba la foto de esta persona, me parece que fue en La Nación donde lo vi. Al ver que se trataba de él me asusté, porque pensaba en lo que podía pasar si él también se daba cuenta”, recordó.

Al ver la situación en la que se encontraba, el entonces gerente del hotel no lo pensó dos veces y con ayuda de uno de los guardas recogieron todos los periódicos del hotel y los llevaron hasta su oficina, para así ganar un poco más de tiempo mientras que pensaba qué podía hacer.

“Llamé al dueño del hotel y le dije que teníamos al mentado asesino ahí, que con cuál protocolo procedíamos, él me dijo: ‘Max, tranquilo, no avise a nadie más, yo me voy a encargar’, entonces parece que él llamó a uno de los abogados de la empresa y tomaron una avioneta, poco después llegaron al hotel, también llegó gente del FBI y de la embajada de Estados Unidos”, detalló.

Aunque Faiello tenía la costumbre de llegar todas las mañanas al bar de la piscina curiosamente ese día no lo hizo, por lo que los agentes del FBI y de las autoridades de Migración lo detuvieron en otra parte del hotel, esto sin que ningún huésped se diera cuenta.

“Me decían que él hablaba incluso de comprar una propiedad en la zona”

—  Max Navarro, exgerente del hotel.

“Yo me asusté, porque dije ‘¡Caramba!, si este chavalo ve los periódicos podría agarrar a algún huésped para cubrirse o alguna cosa así’, yo temí por el resto de los huéspedes, gracias a Dios todo salió bien”, añadió Navarro.

Dean Faiello, falso médico detenido en Costa Rica por homicidio. Foto ABC.

Tras la captura del estadounidense, Navarro fue entrevistado por varios medios, incluso, por noticieros que llegaron desde los Estados Unidos, cosa que no lo alegró, pues temía que algún conocido de Faiello pudiera tomar represalias contra él.

“En los primeros días incluso hasta hubo un ligero repunte en la ocupación del hotel, porque al salir las noticias se nombraba el hotel”, recordó.

Luego de eso Navarro nunca volvió saber más de Faiello, hasta ahora que se enteró que ya salió de prisión.

Cambio de vida

En el programa 20/20 de la cadena ABC, Faiello contó que ahora trabaja como encargado de mantenimiento en una tienda de comestibles y que su único deseo es hacer las paces con las personas a las que les hizo daño.

“Nunca podré realmente compensar lo que hice. Es imposible. Todo lo que puedo hacer es ayudar a otros a no cometer los mismos errores que yo cometí”, dijo Faiello.

Al enterarse de que Faiello está tratando de enderezar su vida, Navarro dijo que esto le alegra, pues aunque nunca trató directamente con él, los empleados del hotel siempre lo describieron como una buena persona y un hombre decente.

“Ahora me alegra muchísimo saber que este chavalo está libre y que pudo rehacer su vida, eso es buenísimo”, añadió.

Adrián Galeano Calvo

Adrián Galeano Calvo

Periodista de Sucesos y Judiciales en el periódico La Teja desde 2017. Cuenta con un bachillerato en Relaciones Públicas de la Universidad Latina y una licenciatura en Comunicación de Mercadeo de la UAM. En el 2022 recibió el premio a periodista del año del periódico La Teja.

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