Don Jorge Alberto Barrantes tiene 76 años, pero camina como si el tiempo no pesara. Vecino de Santa Cecilia, en Desamparados, desde hace dos años viaja todos los días, de lunes a viernes, hasta San Rafael Abajo, con un solo objetivo: ganarse la vida vendiendo frutas. Y lo hace. Porque la pereza el la pela y la corta como una sandía madura.
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Llega desde las cinco, cuando el sol apenas bosteza, y se va hasta las 3 p.m. Don Jorge no falla, ni con frío ni con lluvia. El cuerpo ya no empuja igual, pero las ganas le siguen corriendo por las venas como jugo de guayaba fresca. Porque quien nace para moverse, no aprende a quedarse quieto.
“De vivir aquí (Santa Cecilia) tengo 51 años. Yo trabajé primero, cuando joven, allá en las bananeras en la zona Sur. Me vine en 1974 para acá y ahí estuve en el mercado de mayoreo como 30 años”, contó con orgullo.
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Actualmente su realidad es muy diferente a la de antes: “Ahora me la estoy tirando en la calle, porque como la pensión mía es de 82.000 colones y pago un cuarto de 80.000, me sobran 2.000 colones para ir a comerme un pinto y me quedo sin nada... porque estoy solo”, mencionó don Jorge.
Barrantes se divorció hace varios años y su exesposa ya falleció, además no cuenta con ningún apoyo, por lo que tiene que pulsearla jornada tras jornada. El solo sabe que deben de seguir luchando.
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“La gente joven no quiere trabajar. Uno está obligado a trabajar por la comida y por las deudas que tengo, diay, y soy solo, tengo que lucharla”, detalló.
Si pasa por San Rafael Abajo y le pica el antojo,lléguese a probar fruta del día, cortada con alma. No solo se va a ir contento, también va a darle gasolina a un corazón que todavía lucha y madruga por gusto. Porque don Jorge no vende frutas: reparte ganas de vivir.
Ahí puede encontrar mangos, plátanos, aguacates, pipas, limones, manzanas y más. Todo a la medida del bolsillo: tres, cuatro o cinco por mil, según el sabor que le haga ojitos. Aquí el cliente escoge y también se lleva el orgullo de apoyar a un héroe que no se rinde.