El olor era tan insoportable que la tribulación bañó el avión en perfume. Además, las personas que iban en la parte trasera, huyeron. Ante la desesperación de los viajeros, el hombre se debió sentar en uno de los inodoros de la nave.
El olor era tan insoportable que la tribulación bañó el avión en perfume. Además, las personas que iban en la parte trasera, huyeron. Ante la desesperación de los viajeros, el hombre se debió sentar en uno de los inodoros de la nave.