Farándula

Artista pasó de vender papas en el mercado a ser ganador del Premio de Cultura Magón 2021

Artista cartaginés Fernando Carballo obtuvo el Premio Nacional de Cultura Magón 2021, máximo reconocimiento que concede el Estado costarricense

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Fernando Carballo es un artista desde que nació.

El amor por su querido Cartaguito, así como una extraordinaria capacidad creativa, acompañada de su delicada facilidad para el trazo, y un ímpetu inagotable por la investigación, han hecho a Fernando Carballo uno de los artistas visuales de mayor reconocimiento en Costa Rica y digno ganador del Premio Nacional de Cultura Magón 2021.

Carballo comparte el premio con la actriz y poetiza, Arabella Salaverry y ambos recibieron sus reconocimientos este miércoles, en la ceremonia de entrega de Premios Nacionales de Cultura, en el Teatro Nacional de Costa Rica.

Carballo nació en La Puebla, en 1941, a 25 metros de la Basílica de Los Ángeles. Es el duodécimo de 17 hermanos. Vivió en El Carmen, como a 50 metros del mercado; luego se casó y se fue a Escazú, pero volvió 5 años más tarde, a un pedazo de tierra que heredó en un barrio que se llama Asís, cerca del hospital de Cartago, y donde ha vivido por los últimos 50 años; allí mismo tiene su taller.

En 1972, a los 30 años de edad, tras unos 15 años de incursionar en las artes plásticas, por primera vez hizo una serie de dibujos con la intención de exponerlos; eran 35 trabajos a plumilla, con tintas de color, y 13 xilografías. Las obras se presentaron en la entonces Dirección de Artes y Letras.

Cincuenta años después de esta primera exposición, en enero pasado, el Ministerio de Cultura y Juventud anunció a Carballo como uno de los ganadores del Premio Nacional de Cultura Magón 2021, uno de los mayores reconocimientos que otorga el Estado costarricense.

El jurado de este premio, lo definió como “uno de los máximos representantes de la historia plástica costarricense”. Destacó además que, la producción artística de Carballo no se ha quedado solamente en el país, sino que ha transcendido a México, Estados Unidos, España, Colombia, Austria, entre otras naciones.

“Hacerle caso al corazón, a tus sueños, a tus fantasías, para hacer de eso tus motivos; al menos esa ha sido mi experiencia, y aquí estoy… después de 50 años (de la primera exposición), puedo decir que estoy muy contento con mi vida y este reconocimiento significa que tuve razón en lo que hice”, afirmó.

Carballo cuenta con más de 100 exposiciones individuales o colectivas en el país y a nivel internacional, en diversos espacios, como el Museo de Arte Moderno Latinoamericano en Washington, Estados Unidos, o el Museo de Arte Costarricense, ubicado en el Parque Metropolitano La Sabana, en San José, Costa Rica.

Este cartaginés ha contribuido con la formación de futuros artistas en la escuela de Artes Plásticas en la Universidad de Costa Rica. Además, se le declaró “Ciudadano de Honor de Costa Rica”, por parte de la Asamblea Legislativa de Costa Rica, en octubre de 2021.

A sus 81 años, Fernando Carballo sigue haciendo arte. Cortesía.

Obtuvo el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en dos ocasiones: en la categoría de Dibujo, en 1978 y en Pintura, en 1982.

El artista asegura haber sido un muy mal alumno del Colegio San Luis Gonzaga, por lo cual, mientras cursaba el segundo año, fue expulsado de ese centro de estudios, porque, entre otras razones, no ponía atención y pasaba haciendo dibujos en sus lecciones. A pesar de ello, había ganado el respeto de Marco Aurelio Aguilar, su profesor de Artes Plásticas.

Después de su abrupta salida de la secundaria, con 16 años de edad, se instaló en el mercado en un tramo de verduras. Allí mismo, un día, su antiguo profesor de Artes Plásticas, lo encontró vendiendo yuca, papas y chayotes y le dijo: ¿Usted qué está haciendo aquí? El asombro de su profesor fue tal, que al día siguiente le llevó una carta, escrita con una hermosa caligrafía, y le dijo: Vaya a Casa Gráfica, en San José, con el señor Enrique Hangen, le entrega esta carta y le enseña sus cuadernos de dibujo… Le dieron trabajo.

“No sabe lo que significó eso, empezar a los 16 años a asumirme económicamente, no del todo, porque no ganaba mucho, pero, además, formarme como dibujante, a sentirme respetado, necesario o importante. Empecé entonces, con mi dinerito, a comprarme libros, de Dalí, Picasso, buena música, buenos libros, y me empecé a formar con mis criterios. Me hice amigo de la gente de la Librería Lehmann, de la Universal, la López, y empecé a rodearme de tantas cosas que cambiaron mi vida, gracias a que un día don Marco Aurelio llegó al Mercado de Cartago a decirme que dejara de vender chayotes y me fuera a trabajar como dibujante en una imprenta en San José”, afirmó el hoy Magón.

En Casa Gráfica aprendió a utilizar la plumilla para dibujar, a manejar el pincel; mejorar la calidad del dibujo. Empezó además a conocer el diseño, el valor de los colores, entre muchos otros elementos que lo formaron como artista. En aquel trabajo, Carballo empezó a crecer en el mercado de la publicidad, imprentas y litografías, hasta que, a los 35 años de edad, llegó a ser director de Arte de Publicidad en Garnier.

¿Considera este un buen momento en su carrera para recibir el Magón?

Creo que está bien, porque lo puedo entender, agradecer y disfrutar, y está bien.

Lo que más me llena es saber que mi trabajo es muy importante en este país, en el crecimiento plástico y es parte del fundamento de mi discurso; saber que yo logro exactamente poner mis pies sobre la tierra y soñar con lo mío, con lo propio, con lo que tenía dentro de mis posibilidades; eso me acerca a más gente, que si me hubiera puesto a hacer copias de lo que estaba de moda en Londres, Nueva York o España.

Me acartagué, me asumí más como un cartago, con todas las cosas que tenemos en Cartago, con nuestras cuadraturas incluso, asumiéndolas, haciéndolas arte y acerándolas a la gente, para que nos sintamos todos, entre todos; es un mensaje que va a quedar entre todos nosotros, para que sea entendido por mucha gente. Eso es mi gran orgullo y me hace sentir que ha valido la pena; ni siquiera ha sido un esfuerzo, ha sido siempre un placer, claro, con dolores, porque hay cosas que hay que parir con dolor, pero también con alegrías, dudas, aciertos y desaciertos. Todo esto ha valido la pena, porque siempre estuve alrededor de la idea de que [el trabajo artístico] fuera algo entendible y que lo entienda la gente solo con la emoción, y lo lograba, y que también lo entendiera gente que tuviera un alto nivel de cultura. Entonces, pensaba: vamos bien, el lenguaje se va manejando como tiene que ser.

Carballo llega en 2022 a sus 65 años de carrera, con una vida artística muy activa. Precisamente, a mitad de este año tiene previsto montar una exposición de 30 trabajos, en el Museo Calderón Guardia, que se ubica en Barrio Escalante, San José, y cuya entrada es gratuita, para que todo el público pueda acercarse a disfrutar la obra de este artista del color.

Redacción

Redacción LT

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