Farándula

Artista pasó de vivir en las calles a convertirse en maestro de la música tica

Alexis Wallace es muy querido y reconocido por su talento para tocar pero también para enseñar

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El músico panameño Alexis Wallace Harper es un ejemplo de que a pesar de las dificultades, los sueños se pueden cumplir.

En su natal Panamá su vida fue durísima, ya que desde muy joven tuvo que aprender a jugársela solito, pues su papá lo echó de la casa cuando apenas tenía 14 años tan solo porque le dijo que se quería dedicarse a la música. El señor consideraba que ser cantante estaba relacionado con las drogas y el alcohol.

Alexis llegó a Tiquicia en 1977 y hoy, a sus 66 años, este vecino de Santo Domingo de Heredia, puede rajar que se convirtió en el maestro de artistas como Freddy Rueda, Rina Vega, Alita Salazar y muchos más y no solamente en el campo musical, sino también en la vida, ya que muchos lo consideran un gran consejero.

Wallace, quien toca piano, guitarra, bajo y otros instrumentos, recientemente sacó su tema como solista llamado “María Marcela”, un merengue sabroso, inspirado en una bella mujer que paralizó a un salón de baile con su belleza y movimientos.

–¿De qué trata María Marcela?

Es un merengue sobre una chica que vi en un salón, ella salía a bailar sola y la gente se le quedaba viendo como loca. Había varias parejas, por lo que las esposa o las novias le pegaban a sus parejas por estar viéndola. Esa canción está incluida en mi disco “Alexis Wallace y sus Amigos”.

–¿Por qué es tan cercano a Rina Vega?

Ella dice que soy su papá postizo. Recuerdo que puse un anuncio en el periódico porque buscaba un cantante y llegaron como 17, entre ellos Rina. Ella tenía ganas de cantar, mucha energía y después de verlos a todos me quedé con ella y otros dos. A los tres les dije que el que me llenara más se iba a quedar y así fue como ella se quedó. Al principio a la gente no le gustaba que ella cantara, pero yo siempre la defendí y por eso tenemos tan buena relación, ahora todo lo que hace me lo consulta a mí.

–¿Cuál es el primer consejo que le dio?

Uno de los primeros consejos es que tenía que cantar sin enseñar (carnita). Fíjese en ella, Rina no anda enseñando de más, por lo que la gente se fija en su canto y no en otras cosas. Ahora ella es la mejor cantante femenina que hay aquí.

–¿Le gusta que lo vean como un maestro y consejero?

Yo me siento muy bien porque tanto Rina como muchas personas me buscan para pedirme consejos y lo que yo les diga para ellos es sagrado. No hay nada en la vida que yo no haya pasado y por eso uso eso de ejemplo para hablar con los niños o jóvenes.

–¿Es cierto que también es pintor?

Cuando estaba en el colegio viví del dibujo y la pintura porque les hacía todos los trabajos de artes plásticas a mis compañeros y con eso me mantenía. Algo que poca gente sabe es que yo fui un niño de la calle porque mi papá no quería que yo fuera músico, él pensaba que el cantante usaba drogas y tomaba mucho y yo por eso nunca lo hice, siempre busqué ser lo más correcto posible en la vida, para ser un ejemplo.

–¿Perdonó a su papá?

A los años lo fui a buscar y le pedí perdón, para así poder perdonarlo yo y me convertí en el mejor hijo. Cuando se dio cuenta que yo no tomaba ni me drogaba, se le salieron las lágrimas y me abrazó. Me siento bien porque él murió en paz, yo le mandaba plata a Panamá desde aquí y lo pude ver tres días antes de que muriera.

–¿Siempre fue tan bien portado?

Sí, siempre, no colecciono parejas ni hijos. Solo tengo una hija de 44 años que es directora en un colegio en Limón y que es mi orgullo. De hecho, estoy escribiendo un libro que se llama “Sí se puede”.

–¿De qué trata el libro?

De todo, desde la época difícil estando en el colegio cuando vivía en la calle y dormía en carros, entre los 14 y los 19 años. Imagínese que hubo un tiempo en el que yo dormía en el colegio y nadie sabía. Eso me pone un poco triste, pero cuando salía de clases, yo me ofrecía para barrer la clase y cuando todos se iba dejaba la puerta jalada y me iba a dar vueltas por el parque de Bocas del Toro. Después me metía por un hueco que había en la cerca para ir a dormir en el aula.

Así estuve casi dos años hasta que un día un policía me vio salir en la mañana antes de que comenzaran las clases, ya que yo salía del colegio una hora antes y después entraba como si nada.

–¿Cómo hacía para comer?

Comía cuando había, tenía dos camisas y un pantalón y todo lo dejaba ahí en la clase en un estante donde nadie lo veía. Fue duro, pero yo siempre tuve un norte, quería ser alguien para que mi papá estuviera orgulloso de mí. Recuerdo que nadie fue a mi graduación porque mi papá no dejó ir a mi mamá y ella lo que hizo fue mandar a mi hermanita menor, de siete años, para que me dejara un regalo, esas cosas fueron muy duras.

–¿Qué le ha dejado la música?

La satisfacción de conocer y ayudar a mucha gente.

Erick Quirós

Periodista de espectáculos con experiencia en coberturas deportivas. Trabaja en Grupo Nación desde el 2013.

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