“Cada Navidad experimento el mismo dolor. Me divorcié hace cuatro años y llegamos al acuerdo de que el 24 de diciembre los niños pasen con él y el 31 conmigo, pero para mí ha sido muy difícil. Él es un buen papá y no tenemos problemas en ningún sentido, pero cada vez que ellos se van, aunque regresan el 25 y el primero, yo siento un dolor agudo y no le digo nada a mis hijos porque sé que ellos lo disfrutan mucho. Pero este año en particular va a ser diferente porque él se casó y mis hijos se llevan bien con la esposa de él, pero para mí todo eso lo hace más difícil".
1. Un proceso de separación o divorcio toma tiempo para poder asimilar, resolver y diluir, máxime cuando hay hijos. Desprenderse en fechas que son emocionalmente más significativas, es un proceso muy duro, pero creo que usted está manejando las cosas bien, reconoce que él es un buen papá, la esposa del papá de sus hijos los trata bien, y toca asimilarlo.
2. En un proceso de separación y divorcio los adultos deben hacer lo que ustedes están haciendo, por encima de nuestras emociones hay que buscar el bien de los menores y procurarles las mejores condiciones emocionales para que ellos no estén sujetos a procesos que les causen conflictos porque no sería justo para ellos.
3. Como esto es algo que sucede todo el tiempo, cada año, usted puede prepararse para este momento, organizando su Navidad, haciendo sus planes y procurando que la noche del 24 sea un espacio para usted, su familia o con sus amigos y pasarla bien. El 25 preparar algo bonito para disfrutar con sus hijos, de forma tal que su Navidad no sea sólo un proceso de desprendimiento, sino también de realización.
4. No podemos asumir las cosas desde el dolor, tenemos que revisarlas desde el crecimiento, la adaptación, la flexibilidad y las oportunidades de mejora. Prepare su vida, su Navidad, sus momentos y construya capítulos hermosos en medio de emociones, a veces un poco encontradas.