“Estoy con una persona a la que quiero mucho y creo que ya es tiempo de que tomemos la decisión de asumir una vida juntos. Él dice que me quiere muchísimo, pero que no se siente preparado para tener una vida diferente conmigo. El tema es que él vive prácticamente conmigo, yo soy la que paga todo, no le nace aportar, tengo que estar diciéndole que me ayude con algo. De igual manera pasa cuando salimos, en todo vamos a medias, pero cuando se queda en mi casa no aporta ni para el agua, ni para la luz, y cuando le hablo de ahorrar para avanzar, me dice que no puede darme nada”.
1. Cualquier ser humano está en la libertad de elegir aquello que crea que le conviene, usted dice que lo quiere mucho, pero que cuando se tocan las finanzas el amor se complica, ¿eso le parece sano?
2. Cuando se habla de un amor adulto, orientado a un proyecto de convivencia, en principio se debe buscar una pareja que tenga estabilidad financiera, apertura al diálogo, responsabilidad, sentido de cooperación, una profunda solidaridad, conciencia de lo que se gasta, capacidad de aportar para los planes, pero si tenemos que rogarle que aporte, esto es un factor que no se puede omitir a la hora de tomar decisiones.
3. Cuando se trata de elegir una pareja, si no hay viabilidad financiera y conciencia personal de aporte, este es un factor de alto riesgo y antes de pensar en un proyecto de convivencia, deberían pensar en una terapia de pareja, para que él se ubique en los compromisos adultos y para que usted se ubique y deje de tener una posición subsidiaria, en la que asume todo a cambio de afecto, cuidado con esto.
4. El hecho de que le tengamos que explicar a un adulto que hay que comprar papel higiénico, pagar el agua y la luz que utiliza, y su respuesta es que no puede, crea un factor de revisión importantísimo, antes de comprometerse a otros niveles en una relación.