“Me siento frustrada porque he hecho muchas cosas por mi novio, para tratar de que él se comprometa con la relación, pero es muy difícil. Siento que no quiere y con la pandemia es peor aún, porque ni nos vemos. Cuando le digo que quiero terminar lo que hace es manipularme y llorar, pero no me deja irme. Este mes no lo he visto y me enteré que andaba en la playa con unos amigos. Estoy cansada de decirle que me dé un lugar en su vida”.
1. Mientras solo se llene de preguntas como: ¿qué le pasa?, ¿cómo hacerlo reaccionar?, ¿de qué manera puede darse cuenta que está equivocado?, ¿cómo hacer para que se comprometa?, ¿qué debo decirle para que cambie?, ¿hasta cuándo va a seguir igual?, ¿por qué no consigo que sea la persona que deseo? En fin, preguntas como éstas hay muchas y llega un punto en el que debe tener un eje muy claro, si la base de una relación está asociada a que la otra persona se transforme en algo que no le nace, que no quiere, que no asume y su propósito es educar, transformar o cambiarlo para poder ser felices, va por el camino equivocado.
2. Aquí el enfoque es usted, sin juzgar por supuesto a su pareja. Es momento de que vea esta realidad, ya que no coinciden en muchísimos aspectos y usted insiste en cambiar todas las cosas con el propósito de estar mejor, pero pareciera ser una preocupación únicamente suya.
3. Este modelo de relación tiende a tener múltiples niveles de problemas, puesto que está asociando el cambio, a que un adulto incorpore elementos de vida y que usted le diga qué y cómo proceder en la relación. Le corresponde revisar a fondo el porqué se permite estar así, porque este no es un modelo efectivo sano. Usted lo ve, se da cuenta y trata de entender qué le pasa al otra persona, pero pasa el tiempo, no ve cambios y persiste en el mismo modelo. Toda relación tiene que estar basada sobre el compromiso personal para que juntos puedan construir.