La Navidad es una época hermosa pues en nuestro entorno social tenemos un espíritu de fraternidad que nos mueve a compartir, expresar cariño y estar con quienes amamos.
Pero también, por otro lado, es un tiempo en el que cae dinero extra y a la vez hay una serie de estímulos en el comercio que invitan a expresar afecto, a través de bienes materiales, lo cual no está mal, es una forma de expresar el afecto, pero creo que tenemos que tener mucho cuidado.
Primero porque a veces incurrimos en gastos impulsivos que nos pueden comprometer financieramente. Segundo, no podemos tapar con lo material aquellos vacíos emocionales que hemos ido dejando en nuestras relaciones, a partir de nuestras actitudes complejas, que a veces causan heridas en el alma de las personas alrededor.
Puedo estar de acuerdo que es bonito regalar cositas, pero ¿se ha puesto a pensar lo importante que es hacer una revisión personal que te permita crecer y fortalecer las relaciones interpersonales?
Así que le pregunto varias cosas para apoyarte en esta reflexión:
– ¿Sacó tiempo para su familia?
– ¿Le gusta jugar con sus hijos?
– ¿Expresa cariño a través de un contacto físico sano?
– ¿Deja el teléfono a un lado para prestarle atención a lo que su familia quiere decirle?
– ¿Tiene una actitud agradable?
– ¿Tiene un adecuado control del enojo?
– ¿Su forma de ser y estar en familia hace que estar a su lado sea una bonita experiencia?
– ¿Toma el tiempo para compartir con aquellos que ama?
– ¿Vive cargado de resentimiento, el orgullo te gana la partida?
– ¿Se considera una persona humilde?
– ¿Tiene un corazón sano?
– ¿Trata a las personas con las que vives con amor?
Muchos nos preocupamos por el tener y poco por el ser. Creo que esta es una muy buena época para que regales a tus seres queridos tu mejor versión, el mejor trato, la mejor expresión de cariño, tus mejores actitudes, para que en tu entorno haya siempre un clima familiar de paz, armonía y estabilidad. Te invito a revisar esto.