“Hay cosas de mi pareja que me roban la paz, a veces lo siento tan pasivo, mientras que yo soy una mujer de armas tomar y me gusta hacer las cosas rápido. Él me dice que respete su estilo y su tiempo. Yo cuento con él para muchas cosas, pero quiero un hombre rápido y esto provoca muchas discusiones, aunque no sé si el problema soy yo”.
1. Un elemento de la madurez afectiva es aprender a aceptar, tolerar y comprender las formas de ser de las personas con las que se comparte, ya sea en el trabajo, la familia o con la pareja. Todos tienen perspectivas e ideas específicas respecto a diferentes temas y muchos pueden pasar por una negociación o un acuerdo, pero otros tienen que pasar por la comprensión y la tolerancia.
2. Quizá una persona sea más eficiente y tenaz en la implementación de cambios o búsqueda de soluciones, mientras que otra requiere un poco más de tiempo, pero si se alcanza un punto de estabilidad se debe respetar el estilo y la forma de ser de la otra persona.
3. El amor sano o estable no se impone, no es intransigente y no dicta cátedra, sino que se abre al diálogo, hace observaciones, recomendaciones y establece apoyo, pero respeta la esencia de otro. Dentro de una relación hay un universo temático, casi infinito, en el que el diálogo, la negociación, la comprensión y el respeto tienen que ser la norma para crear procesos de sana convivencia.
4. Puede que algunas actitudes de la otra persona resulten un poco complejas y difíciles de aceptar, pero debe tener cuidado porque el hecho de que a usted no me guste no significa que esté mal. Vivir desde el respeto, la comprensión y la apertura a la negociación es el antídoto para evitar caer en procesos de discusión continuos.
5. Ambos deben estar abiertos a revisarse para modificar aquello que pueda contribuir al crecimiento personal, pero también deben abrir paso a la comprensión para centrar su atención en las virtudes de la pareja, que no anulen la esencia de ninguno.