“Mi exesposo es una persona muy complicada, ya que hace más de dos años firmamos el divorcio y he tenido que bloquearlo de todo, porque pasa cuestionándome sobre qué hago o con quién ando. Mis dos hijos gemelos, de 17 años, ya no quieren ni verlo, porque lo único que hace es preguntarles sobre mí y como no le dicen nada se enoja. Sé que el problema lo tiene él, pero me duele mucho que mis hijos se hayan distanciado de él, quisiera que entendiera que tiene que seguir con su vida y dejarme en paz”.
1. La lógica de un proceso de divorcio o separación no es solamente terminar una relación, el reto es hacer un replanteamiento integral de un proyecto de vida, a nivel personal y como padres, estableciendo los límites correspondientes para tener una relación funcional, positiva y constructiva. Esto debe ser asumido como un eje de desarrollo personal. No le corresponde a ninguno de los dos estarle diciendo al otro cómo debe vivir después de su proceso de divorcio.
2. Si la posición de él le ha llevado a establecer límites para evitar invasiones en el ámbito privado está actuando dentro de lo que procede, puesto que si no hay una estructura de diálogo orientada a los temas administrativos o educación de los hijos, usted tiene todo el derecho de establecer los límites que considere oportunos para conservar su autonomía y paz interior.
3. El tema de la paternidad le corresponde a él asumirlo, a una madre no le toca ser puente de conciliación o estarle diciendo al padre de los hijos cómo debe asumir dicha relación. Le corresponde el padre revisar sus estructuras de comunicación, los espacios de interrelación y cómo maneja esta situación determinará los niveles de cercanía o distancia que puede existir entre ellos.
4. Si ellos han tomado distancia es muy duro, pero es el resultado de lo construido por el padre y le toca respetar esa posición, porque son dos muchachos que pueden comprender muy bien la situación. El tema de poner límites es suyo y la construcción de la relación de paternidad, le corresponde a su expareja.