Para muchas personas el pasado de su pareja se les hace un mundo en su cabeza. Olvidando una premisa fundamental: “El pasado no es presente”. Es así de sencillo.
Lo que importa es el presente funcional. Juzgar a una persona por su pasado es un acto de agresión, es minimizar su desarrollo y crear una tensión innecesaria.
– ¿Puedo preguntar sobre la vida afectiva pasada de mi pareja? La pregunta sería: ¿qué sentido tiene? Hoy su relación funciona, es agradable, constructiva y aporta una sensación de bienestar. Explorar el pasado afectivo de su pareja simplemente es ser invasivo, pues es indagar sobre historias que hoy no tienen vigencia.
– ¿Si hay algún tema pendiente se puede hablar del pasado? Si una persona arrastra un tema del pasado a su presente es porque no ha habido un cierre adecuado y evidentemente ya no es pasado, por ejemplo en un proceso previo de separación o de divorcio en el que se tengan temas pendientes acuerdos económicos o sobre los bienes.
– ¿Qué hacer si se tiene algo pendiente? Comprender las razones por las cuales algún tema no se ha podido cerrar es importante. En el tanto, este no afecte la convicción y la certeza de querer construir una nueva relación. Aún más, que no implique afectaciones a nivel social, económico, afectivo, familiar u otras áreas.
– ¿Qué es lo importante? Tener en el presente la convicción de querer construir una relación con bases sólidas. Desde la convicción, permitirse avanzar desde lo que estamos construyendo hoy.
– ¿Puedo hablar del pasado de mi pareja? Sí, cuando responda a una necesidad personal de comentar hechos o situaciones que a partir de la historia de vida han dejado un aprendizaje. No se habla del pasado simplemente por hurgar.
– ¿Si el pasado de mi pareja me mortifica? Tendrá que reconocer que está juzgando y señalando. Cualquier tema sucedido en la vida de una persona que no tenga vigencia hoy se deja atrás.