“Terminé por fin una relación de 14 años, pero antes me quedé ahí porque cada vez que trataba de terminar, él me complicaba mucho las cosas, me perseguía, me acosaba y me daba miedo, pero me armé de valor, estudié y me preparé. Ahora soy maestra, tengo trabajo y pude salirme de esa situación. Él me decía que sin mí se moría y no me dejaba en paz, pero cuando me divorcié pasaron dos meses y ya se había ido a vivir con otra mujer. Eso no lo entiendo”.
1. Tampoco le puedo decir qué pasó con él, pero si usted ha tomado esta decisión, analice la realidad como dice Joaquín Sabina: “Nadie se muere de amor”, después de una separación cada quien decide vivir su proceso de recuperación, ya sea desde la trinchera de la crisis o de la construcción de la estabilidad emocional.
2. Usted ha pasado por una experiencia de 14 años de vida que le tienen que preparar para seguir reafirmando este proceso de autoconfianza, autoestima, autovalidación y autoreconocimiento que la llevaron a convertirse en una profesional, tener trabajo, todo lo cual le ha permitido replantear su vida en alguna medida.
3. Es muy importante, por supuesto, sentir que hay autonomía financiera, pero también siga sobre este camino de crecimiento personal para que pueda optimizar la independencia afectiva y prepararse para la vida, esta vez más consciente de su valor como mujer y de lo que usted desea para su propia vida.
4. Estos procesos permiten que las cosas se puedan confrontar y llevar a la siguiente pregunta: ¿para qué me separé? No para seguir pendiente de lo que haga su ex o haciéndose preguntas con respecto a su expareja, sino para poner todo su foco de atención en aquellos procesos que hoy pueden significar satisfacción y crecimiento afectivo, social, profesional, en cualquier área, pero que signifiquen crecimiento. Ese es el gran reto que ahora usted tiene por delante.