“Atravesé diferentes etapas con mi esposo, muchas cargadas de dolor por las actitudes que tenía. Durante mucho tiempo me he hecho responsable de la situación económica por problemas en los que se ha metido, tuvimos dificultades sexuales y él siempre se mostró distante y apático. Hicimos múltiples procesos de terapia y las cosas no funcionaron. Ya mis hijos tienen 18 y 20 años y no puedo seguir viviendo así, simplemente no quiero estar ahí. A veces me siento egoísta pero son muchos años viviendo esto”.
1. Habla de un proceso de más de 20 años en el que no logró crear una estructura equilibrada que les permitiera tener un plan de vida en el que sincronizaran objetivos y expresiones afectivas. Pasó el tiempo, usted habló, trató, propuso y la posición de él fue pasiva, así que desde ahí sacó conclusiones y tomó decisiones.
2. Cuando se toma una decisión a este nivel, suelen haber algunos procesos emocionales contradictorios, pero todo ser humano conoce sus límites y desde ahí tiene que definir si existe o no una posibilidad real de crecer como pareja, porque tampoco el amor se trata de aguantar.
3. Cuando se ha hablado de crecer o tratar de resolver y se encuentra sola en este proceso, sin encontrar en la otra persona un apoyo consciente para que sea un tema de dos, entonces, la probabilidad de resolución es muy baja, porque no se puede trabajar en una modificación de aspectos que no contribuyen a la paz emocional de la relación.
4. Si su decisión se basa en hechos y hoy tiene claro la razón de sus decisiones, entonces, se trata de avanzar con coherencia, serenidad y prudencia, pero confiando en que la decisión tomada está orientada a crear una nueva vida.
5. Es lamentable que una persona no escuche y permanezca siempre en el mismo sitio conflictivo. Es su camino, es su historia, es su vida y, si usted cree que llegó el momento de avanzar desde otro escenario, enfóquese en construir su paz emocional.