“Sé que mi esposo es muy trabajador, se lo reconozco, aunque los dos lo hacemos, pero para él el trabajo siempre es primero. Siempre se conecta de 8 a.m. hasta las 11 p.m., cuando termina temprano lo que hace es ver televisión. Ya no comemos juntos porque yo me voy temprano y los fines de semana él se va a las carreras de bicicletas. Hablo con él de estas cosas y me dice que él siente que estamos bien, pero me frustra mucho porque ya ni hacemos el amor”.
1. La gente piensa que como no hay gritos o pleitos, no hay problemas. Claramente ni los gritos ni los pleitos suman, y por supuesto, que los silencios indiferentes o la apatía tampoco. Ambos extremos son problemáticos y difíciles.
2. Hay momentos en los que la carga de trabajo es fuerte y el tiempo no alcanza y se deben asumir cosas que pueden afectar los espacios de vida de pareja, pero con un diálogo constructivo se pueden identificar situaciones que no traen beneficios para corregir.
3. Cuando la distribución del tiempo no es sana, el trabajo los absorbe y las actividades individuales exacerban, se convierten en cohabitantes y se debilitan las bases de la pareja, porque toda pareja necesita compartir, hablar, escucharse, apoyarse, expresar afecto, hacer el amor, cambiar de rutina y crear un proyecto de vida donde la integración se perciba en todas las dimensiones de la vida.
4. Es urgente que hagan algo, que busquen ayuda, que dialoguen con sinceridad, porque usted habla de muy pocos espacios para compartir, con distanciamiento sexual y fines de semana cada uno con sus intereses.
5. Hay un tema que está crea vacíos y que puede ser corregido, si es asumido conscientemente por parte de ambos. Estas conversaciones lejos de crear fricción, tensión o evasión, se pueden ver con un diagnóstico de situación que les permita evaluar su forma de ser y de estar en dicha relación, porque de lo contrario, se puede abrir paso a la desconexión emocional.